Distintas organizaciones defensoras de la familia como institución base de la sociedad, señalan que los padres tienen el derecho y el deber de educar a sus hijos, y evitar que esta tarea pueda ser asumida por otras instituciones formadoras de ideologías reñidas con las normas de conductas y comportamiento ajenos a nuestra idiosincrasia.

Expertos en educación familiar sostienen que tanto en Argentina como en el extranjero hay sectores interesados en establecer una educación sin una visión integral y humana que puede derivar en la deconstrucción del ser humano. Ante esta situación son los padres los que deben estar alertas ante la amenaza, tarea que a veces no ejercen por comodidad e interponer intereses personales a los que se da mayor importancia.

Cada vez es más frecuente el caso de alumnos que concurren a determinados establecimientos educativos y que, más allá de internalizar determinados conocimientos, demuestran un comportamiento que no se ajusta a la enseñanza que reciben. Al indagar sobre su origen familiar se determina que esos estudiantes provienen de familias a los que no les interesa o descuidan el desarrollo integral de esos chicos.

Para evitar este fenómeno, las instituciones educativas deben dejar en claro que ellas son las encargadas, fundamentalmente, de la enseñanza de contenidos, mientras que a los padres les compete la educación en general. Los colegios y las escuelas deben colaborar con los padres en la misión educadora, pero son ellos los que tienen el derecho de escoger qué tipo de educación se les va a dar a los hijos, conforme a las convicciones que cada uno tenga de cómo debe ser la sociedad.

Estudios pedagógicos han concluido en que la educación debe sacar lo mejor de las personas y esta educación implica todo un conjunto de conocimientos científicos y técnicos que deben ir en concordancia con el desarrollo pleno del alumno, como el aprender a pensar, discernir el bien del mal; conocer el valor de la belleza, el valor de la rectitud, que sólo buscan hacer una mejor persona.

Al momento en que se educa a partir de los valores y para la vida, la educación se vuelve un buen instrumento para generar mejores seres humanos. Por ejemplo, es indispensable que toda persona sea educada en una cultura de la paz, para desarrollar elementos de concordia y de convivencia.