El ministro de Ciencia y Tecnología de Brasil, Aloizio Mercadante, anunció que el nuevo programa Ciencia Sin Frontera dará 75.000 becas, y el sector privado las restantes 25.000, para que los estudiantes obtengan maestrías y doctorados "en las mejores universidades del mundo”. Dijo que Brasil necesita ponerse al día con las tendencias mundiales en ciencia, ingeniería y tecnología, porque el país está muy retrasado en el ámbito de la innovación. Mientras que en Brasil el número de graduados en humanidades creció un 66% durante la última década, los graduados en ingeniería aumentaron tan sólo un 1%, agregó.

Muchos brasileños reaccionaron con escepticismo. Los comentarios de lectores en los principales diarios del país, calificaron al programa como "un cuento de hadas que nunca se materializará”; que se trata de "un golpe de marketing”, o que "habrá muchos hijos de políticos que se van a ir a estudiar en el exterior”. Pero la crítica más común fue que los becarios nunca volverán, porque no encontrarán trabajo en Brasil. La medida de Brasil forma parte de una creciente tendencia a la internacionalización de la educación superior. China, India y Corea del Sur han sido los países que más estudiantes han enviado al extranjero, sobre todo a EEUU. Según las principales clasificaciones, las universidades estadounidenses siguen siendo las mejores del mundo.

A juzgar por lo que vi en mis viajes a países asiáticos, casi todas sus industrias clave, como la informática de India, fueron creadas por graduados en universidades extranjeras, y tras trabajar en EEUU o Europa volvieron a su país natal o invirtieron en el. El año pasado, China tenía 441.000 estudiantes universitarios en el extranjero, India 170.000 y Corea del Sur 113.000. Comparativamente, EEUU tenía 51.000 estudiantes en el exterior, México 26.000, Brasil 23.000, España 22.000, Argentina 9000 y Chile 7000, según un informe de la Unesco.

Como porcentaje de su población estudiantil, alrededor del 3,5% de los estudiantes universitarios surcoreanos y el 1,7% de los de China están estudiando en el extranjero, comparados con el 1,2% de España y Colombia, el 1% de México, el 0,4% de Brasil y Argentina, y el 0,3% de los estudiantes de EEUU.

El presidente Barack Obama lanzó una iniciativa, público-privada, para aumentar a 100.000 el número de estudiantes estadounidenses en Latinoamérica en los próximos años. Chile anunció en 2008 el plan de enviar 6.000 graduados por año a doctorarse en el extranjero, pero fue reducido a la mitad tras el terremoto de 2010.

Mi opinión: Brasil, como Chile antes, está en el camino correcto. Los brasileños se dieron cuenta que lo que antes algunos consideraban una "fuga de cerebros” se ha convertido en una "ganancia de cerebros” para los países que mandan estudiantes a las mejores universidades del mundo, invitan profesores, crean titulaciones conjuntas con universidades extranjeras y se insertan en redes de conocimiento que duran toda la vida. Tal vez algunos de los científicos e ingenieros brasileños no volverán. Pero incluso ellos contribuirán a acelerar el desarrollo de su país natal, ya sea como inversores externos, emprendedores o profesores visitantes, siempre y cuando tengan la oportunidad de hacerlo.