Este 15 de febrero se recuerda un nuevo aniversario del natalicio del maestro y visionario Domingo Faustino Sarmiento, un apasionado por la educación. Las herramientas fueron sus ideas, su taller, la educación. Me detengo en su obra "Educación Popular" compendio educativo, en donde nos quedamos perplejos ante sus conceptos cuando decía: "Nuestras escuelas deben ser construidas de manera que sea un espectáculo, obrando diariamente sobre el espíritu de los niños, educando su gusto, su físico y sus inclinaciones. No sólo debe reunir en ellas el más prolijo y constante aseo, cosa que depende de la atención y solicitud obstinada del maestro, sino también, tal comodidad para los niños, cierto gusto y lujo de decoración, que habitúe sus sentidos a vivir en medio de esos elementos indispensables de la vida civilizada". Mucho dista este pensamiento de Sarmiento, desde la perspectiva actual con sombríos y deteriorados edificios. A pesar de que en la provincia se construyeron algunos edificios, no es suficiente. El ideal de Sarmiento era convertir las instituciones educativas en "templos del saber". Sin duda, en su obra "Educación Popular" residía su ideario educativo, dejando bien claro que la educación debe ocupar un lugar clave en la construcción de las nuevas sociedades. Uno de los aspectos más interesantes son las observaciones respecto a la necesidad de formar maestros en un ambiente que fortalezca los valores en cuanto dedicación y disciplina, para convertirse en un apóstol de la enseñanza.


Para Sarmiento, la lectura se enmarcaba en un proyecto político, destinado a una sociedad en plena formación que debía ser educada. Hoy, lamentablemente nuestros niños y jóvenes no saben leer ni comprender lo que leen. Para él un diario constituía la expresión de las ideas, sentimientos y necesidades de un pueblo. En este sentido, la función social de la prensa escrita contribuía a reforzar el hábito lector en la sociedad. Expresaba que el hábito de leer un diario cotidianamente se trasladaría al ámbito escolar. Esta valoración de la prensa en la sociedad moderna está estrechamente relacionada con la promoción de la lectura y formación de lectores. Educar fue su obsesión, día a día, desde todos los ámbitos, del periodismo, el poder, la literatura. Educar, verbo liberador, puerta de entrada a los demás verbos amados por Sarmiento como crecer, democratizar, ser, progresar. Fue pionero de la pedagogía, educador democrático, trascendió su tiempo, y hoy, sus premisas viven y exigen del presente lo que en el pasado buscaron. También ubicó junto a la educación, la tecnología .y la ciencia en el centro de la escena, a fin de transformar a la Argentina; expandió las escuelas con una reforma cualitativa e introdujo en los currículos la enseñanza de la Geografía, Historia, Matemáticas y puso énfasis en la importancia de la Educación Física. Es urgente en esta posmodernidad jerarquizar la figura del maestro, agente de cambio, reconociendo su vocación y unidos al respeto y admiración junto a la familia y Sociedad.
 
Por Yolanda Quiroga, especialista en educación.