El término solidaridad, que implica adhesión y compromiso voluntario cobra una significación muy especial en vísperas navideñas, ante el Programa de reciclado de tapitas de envases plásticos de gaseosas y agua mineral, que la Fundación Garrahan realiza desde 2007, a fin de obtener fondos para el citado hospital y contribuir a la preservación del medio ambiente. Las tapitas son una parte de un proyecto que incluye el reciclado de papel, para sustituir la tala de millones de árboles.

La estructuración del programa se basa en la participación activa de la comunidad, enriqueciendo su responsabilidad ciudadana. El hecho de que un niño, desde que comienza a socializar, pueda sentir que con una tapita puede ayudar a mejorar la salud de otro niño, es una acción conmovedora y gratificante. Se han sumado al plan numerosas instituciones de diferente carácter, empresas, escuelas, y los medios de comunicación que difunden este operativo solidario.

La recolección de tapitas conlleva a establecer un récord mundial que busca quedar plasmado en la historia de los Guinness. Días atrás las cinco toneladas de tapitas depositadas en piletones del Club GEBA, en la Capital Federal, era una cifra considerable para batir una marca mundial y el conteo millonario de las unidades era seguido de con atención por los jueces de la entidad calificadora estadounidense. Y con verdadera ansiedad por los directivos de la fundación, porque la venta del material para ser reciclado permitirá adquirir el nuevo equipamiento de una unidad móvil para el Servicio de Hemoterapia del Hospital Garrahan.

Para los niños la semántica ha cambiado al mencionar el término "tapitas'' porque el vocablo entraña un especial significado: remite directamente a un objetivo altamente humanitario. Asociar especialmente a la mente del mundo infantil una palabra a un sentido de proyección social es resignificar la mirada hacia el otro desde el lugar más íntimo e intransferible: un sentimiento que crece en la plenitud de las buenas obras.

Este ejercicio sano y natural de impulsar al bien es necesario en épocas difíciles donde transitar el territorio de la solidaridad a veces resulta muy arduo. Vivirlo desde la humilde obligación moral constituye una arista interesante y diferente donde pueden caber muchos más proyectos con gran contenido solidario.