La situación por la que atraviesa el Santuario Arquidiocesano de San José de Jáchal, respecto del mal estado en que se encuentra, no es un caso único o exclusivo de nuestra provincia. Una comisión vinculada a la defensa del patrimonio histórico ha determinado que en Latinoamérica son numerosos los templos o sitios históricos antiguos que no han sido mantenidos correctamente, peligran y pueden desaparecer, ocasionando una gran pérdida para los respectivos países.

Una de las causales por las que se ha llegado a esta situación es el poco interés demostrado por los gobiernos a la hora de discutir los presupuestos anuales, en relación a la asignación de recursos destinados a la conservación del patrimonio histórico y cultural. Se prefiere financiar otros objetivos descuidando la conservación de templos o edificios que, debido a su propia edad, tienen que estar sometidos a refacciones permanentes para evitar el deterioro o la inhabilitación como lugares turísticos o de concurrencia masiva.

México y Perú son algunos de los países con mayor inconvenientes de esta naturaleza. La falta de inversión por parte de los Estados y el poco interés demostrado por los organismos encargados de velar por el patrimonio histórico, ocasionaron que cientos de iglesias o edificios públicos históricos hayan tenido que ser cerrados al público, y en algunos casos destruidos, por no haber advertido a tiempo que necesitaban obras de refacción o restauración.

El caso del templo de Jáchal está en una situación similar, a pesar de que las autoridades provinciales en su momento anunciaron que estaba asegurada la financiación para arreglos dentro del proyecto de puesta en valor de este histórico edificio. Hay que tener en cuenta que en el pasado las iglesias y los templos, al igual que algunos edificios públicos, representaron el sentir de cada comunidad, adquiriendo un valor patrimonial propio que no es posible que se deje perder por imprevisiones o falta de interés por ese rico patrimonio.

Es necesario que las autoridades, especialmente las vinculadas con el área patrimonial de cada jurisdicción, en forma conjunta con los legisladores nacionales dispongan relevamientos del estado en que se encuentran los edificios más emblemáticos, con el fin de asegurar las partidas presupuestarias que se necesitan para conservar estos tesoros que no pueden sucumbir ante el avance de una topadora, que seguramente dará por tierra una parte importante y testimonial de nuestra historia.