La realidad es contraria al dicho popular: "La derrota no tiene dueño, y la victoria muchos". Puede que nadie quiera hacerse cargo de un mal paso, pero eso es otra cosa, la gente siempre tenderá a acusar y siempre mirará hacia arriba. Es políticamente incorrecto atribuir la causa de un desastre a los tripulantes de una nave, es mejor adjudicar la responsabilidad al capitán. La mayoría de las veces, una vez terminada la investigación de un desastre, se demuestra que todo ocurrió por descuido de algún operario de menor jerarquía que olvidó cumplir con una tarea que, aunque pequeña, era esencial. Así pasó en Chernobyl. Cuando no aparece una figura visible, se sigue mirando arriba y se llega a intangibles como el destino, la suerte, las brujas, el demonio, algunos grupos indeterminados de etnias o religiones y demás. Cuando hace unos meses se importaba el coronavirus desde Buenos Aires en el avión sanitario de la provincia, lo primero que se hizo fue pedir la cabeza de la Ministra de Salud, no obstante que todos sabíamos que no era quien despachaba los vuelos así como tampoco corresponde a la más alta autoridad proveer las más elementales cuestiones ejecutivas. En esto no han cambiado mucho las prácticas ancestrales en que se sacrificaba animales o hasta seres humanos para calmar a los dioses. Hoy se ha logrado identificar las causas de las pestes o de las hecatombes económicas pero aun así no cambia la tendencia a atribuir culpas para arriba. El Fútbol Club Barcelona fue avergonzado con 8 goles por los alemanes del Bayern. Quienes estuvieron en el campo, Messi incluido, fueron superados en todos los rincones, sin embargo los primeros en pagar los costos fueron los dirigentes a quienes se ha pedido adelantar elecciones que debían ser el año que viene y rápidamente volaron el director Deportivo y el Técnico. Esa lógica, un tanto absurda, es la que justifica el dicho: "Si falla el ordenanza, echa al gerente" Culpa al elegir o culpa al controlar. Pero siempre para arriba. Es a lo que teme todo gobierno en una crisis por más que esa crisis provenga de una mala acción de la población o de una influencia externa. Sabiendo que la gente mirará para arriba, hay que poner en ese ring a todo el político que se pueda, para que chapalee el mismo barro o tome una parte de las quejas. Llegado el caso, "que nos vayamos todos" antes que me tenga que ir solo con la espalda moreteada en la "calle de los naranjos". En el caso argentino, el oficialismo ganó por margen suficiente pero escaso y la oposición quedó con el 41% de los votos. Es casi de manual el naciente interés del gobierno y de sus principales voceros en intentar traer a la pelea a Mauricio Macri, desafío que hasta ahora no ha sido aceptado por el expresidente, sabedor de que no tiene para ganar poniendo su rostro en los palcos del teatro en la parte más dura de la tragedia. Al Barcelona le resultó imposible remontar cuando ya perdía por cuatro goles. Más cuando asuela una pandemia desconocida y resulta difícil acertar los remedios. Peor cuando ya duele una profunda crisis económica que se acrecentará por lo menos durante varios años, pobreza extrema, desempleo, falta de inversión, recesión económica, alta inflación, caída del consumo...Para mañana lunes está prevista una Asamblea Nacional del PRO, partido base de la coalición Cambiemos. El organismo podría ser presidido por Humberto Schiavone, presidente del bloque PRO en el Senado, quien ha recibido, junto a muchos otros dirigentes, todos los videos y audios del repudio que recibió en la manifestación del 17A el diputado nacional Eduardo Cáceres, se dice que el único que fue abucheado en todo el país, siendo que en todos los distritos hubo participaciones personales de los más altos representantes del PRO. Macri volverá al país desde Suiza recién el 1 de septiembre y había quienes sugerían diferir la reunión para después de esa fecha. Amigos cercanos al expresidente afirman que no sería su deseo volver a la política electoral activa aunque quieren que no se aleje de la interna en la que sus seguidores necesitan sobrevivir. Ya hay una línea netamente definida: Rodríguez Larreta y Vidal con el acompañamiento de Gabriela Michetti y Federico Pinedo. Falta saber si Macri revalora la situación a su regreso, si encara una línea distinta de la ya formada, si apoya la ya existente o si directamente se mantiene ajeno, como lo hacen por lo general todos los expresidentes. Julio Argentino Roca fue uno de los pocos Presidentes que lograron ejercer dos mandatos discontinuos, Yrigoyen terminó mal y también Perón. Ninguno de ellos había perdido una elección. Los ejemplos de regreso a la arena son muy escasos en el mundo, por lo general, los ex se dedican a escribir memorias o a ofrecer conferencias. Volver no es imposible, pero está demostrado que muy difícil. Cristina tampoco lo hubiera conseguido, de ahí su apoyo a Alberto Fernández. Esa lectura es la que hace el oficialismo, por eso la insistencia en provocar a Macri apelando a su orgullo o amenazándolo con denuncias penales para conseguir que regrese suficientemente debilitado para volver a perder. Una muestra de esta búsqueda "pegándole al chancho para que aparezca el dueño" es la absurda denuncia al exministro de Salud Rubinstein por vacunas vencidas, cuando es sabido que siempre se adquieren en exceso para que no falten, algo que también pasará cuando aparezca el antígeno contra el Covid-19. Falta tiempo para evaluar si alguien saldrá ganando o perdiendo con esta crisis pero no es mucho, apenas un año, por ahora los abrazos de oso están siendo esquivados, pero eso requiere de gran habilidad y templanza, que no han sido las mejores virtudes de Macri.