El trabajo de Nardo Morales es reconocido a nivel nacional e internacional.


Nardo Morales es un ícono cultural, no sólo de 25 de Mayo, sino que también trascendió las fronteras de San Juan como del país. Es un alfarero que con sus manos modela diversos objetos que, según la historia, se hacían en tiempos prehispánicos, cuando los huarpes señoreaban en estas tierras. Dejaron su legado que fue transfiriéndose por generaciones. En el caso de Nardo, fue su mamá, huarpe como él, quien le enseñó los secretos de la alfarería. Las manos como herramientas le dan forma a vasijas y distintos recipientes de distintos tamaños y formas, para diferentes usos. 


Su casa se ve desde lejos cuando se transita por la Ruta 20 y 308 en el km 520. El patio de la entrada llama la atención por los trabajos que están expuestos a la vista de los viajeros o de quienes expresamente van a comprarle alguna artesanía original hecha por sus propias manos. En su modesta vivienda tiene entre sus muebles un sillón hecho con madera de algarrobo, cuero y tientos de vaca con los que ganó el primer premio en la Rural de Palermo hace alrededor de 8 años. Mientras que también fue galardonado por la UNESCO por el trabajo de una silla hecha con tientos de cuero, todo entramado. Lo curioso que de esa silla sólo obtuvo un reconocimiento. Pero ni se la devolvieron ni tampoco recibió dinero por ese trabajo, cuenta el artesano.


Más allá de esta experiencia, Nardo se muestra como un hombre agradecido de la vida por hacer lo que le gusta, siempre promoviendo la cultura de los pueblos originarios con sus trabajos manuales hechos de greda del río San Juan y la laguna de Huanacache. Son lugares donde se crió y con cuya materia prima supo darle forma a objetos útiles que contienen historia y cultura de estas tierras. En cuanto a su vida familiar, Nardo es el séptimo de 12 hermanos, supo caminar descalzo por los campos de Punta del Agua haciendo la vida que solían hacer sus antepasados. Cuidaba las cabras y gallinas de la familia de los zorros que durante décadas supieron asolar las casas que tenían y tienen animales de granja.


El hombre es una celebridad en tierras veinticinqueñas. Hasta su casa suelen llegar estudiantes de las diversas escuelas del departamento. Muchas veces es agasajado con piezas musicales y bailes en su honor. Tiene una sonrisa amplia y generosa. Conjuga el arte del pasado de aquellos pueblos que habitaron estos territorios con la modernidad de que esos objetos hechos por sus propias manos, puedan adornar casas de sanjuaninos como de otros argentinos y extranjeros que desean tener piezas hechas con sus propias manos, precisamente, por un hombre que moldea cada pieza de arcilla con el rigor histórico que marcaron sus antepasados originarios.

Por José Correa

DIARIO DE CUYO