Sentí una profunda tristeza y a su vez gran emoción, cuando subió al escenario de Cosquín 2018 y recibió un merecido reconocimiento a su trayectoria. Es uno de los célebres folcloristas de todos los tiempos. Mi tristeza fue escuchar lo que quedó de su voz magnífica, hoy marchitada y casi ausente debido a un viejo tumor que afectó su garganta y que nunca le permitió volver a los escenarios a mostrar su talento, salvo una heroica y fugaz arremetida en 1985, con lo poquito que le quedaba del manantial que fue su voz.

. Daniel Toro, uno de los célebres folcloristas de todos los tiempos

Daniel Toro es autor de obras extraordinarias. Una de sus clásicas, "Para ir a Buscarte", la compuso a los 17 años. Interpretamos durante mucho tiempo esta obra que fue señera en el universo de la nueva canción folclórica, esa que bien puede atribuirse a cualquier región, porque se rodea de una universalidad que no la limita en territorio ni creatividad.


Al componer "Cuando tenga la tierra", es perseguido por el Proceso Militar. No lo mataron, pero hicieron desaparecer las matrices de sus discos, ignorando, torpemente, que la canción que una vez tomó alas jamás podrá ser detenida ni ocultada, aunque se quemen o escondan todos los soportes donde ella se grabó; siempre habrá alguien que la recuerde y alguien que cuelgue con ella sus silbos en alguna ventana; y, aunque se dé la imposible hipótesis de que nadie la vuelva a cantar por largo tiempo, sobrevivirán sus pájaros en la memoria, para que alguna vez, en algún lugar de la tierra, alguna garganta viva la proclame, la difunda y hasta la vuelva a grabar y de este modo reinicie su ciclo frutal. La canción es una planta imposible de extinguir, un río que siempre ha de bajar desde alguna cordillera a trajinar sus triunfos eternamente, así como no puede detenerse al viento.


Daniel Toro compuso, entre tanta obra fundamental: "Mi mariposa triste", "Mi Principito", "Zamba para olvidarte" ("No sé para qué volviste, si yo empezaba a olvidar"), "Escríbeme una carta" ("con tinta de violetas en un papel de amor, color a ausencia") y "El Antigal", con poema de Ariel Petrochelli, etc.


Cuentan las malas lenguas que, todavía, algún censor trasnochado de esos que quedan en rincones nebulosos, no entiende cómo pudo sobrevivir al alma popular un artista que fue absolutamente prohibido y toda su obra destruida. Las hogueras que han quemado libros, discos y hasta seres humanos pueden suprimir todo, pero el viento se encarga del humo, siempre anda en complicidad con los pájaros libres, siempre vuelve por los triunfos finales y se hace cargo de los corazones y los sentimientos, por eso la obra de Daniel Toro es cada vez más grande.