Se dice que desde la Edad Antigua, civilizaciones como la griega o la romana, utilizaron las palomas mensajeras no sólo para comunicarse, sino también en las guerras. Fue precisamente en Europa, donde los belgas merced a pacientes cruzamientos lograron ejemplares únicos, mejorando su sentido de orientación y velocidad. En la Segunda Guerra Mundial, los alemanes utilizaron palomares móviles, para acentuar sus tácticas bélicas.
A nuestro país igualmente fueron dos jóvenes belgas llamados Emilio Duvivier y Pedro Van Der Zander, quienes introdujeron esta actividad, en 1886. Durante la presidencia de Marcelo de Alvear nació la "’Federación Colombófila Argentina”, bajo la potestad del Ejército Argentino. A partir de entonces esta práctica se difundió al resto de país, contando actualmente con una importante cantidad de palomares.
Debemos tener en cuenta que la colombófila es el arte de criar, adiestrar y correr a las palomas mensajeras con propósitos deportivos. Tal habilidad se basa en el atributo innato que posee esta noble ave de retornar a su palomar, separado de él a miles de kilómetros, una vez que es puesta en libertad.
Si nos remitimos a San Juan observamos que la colombófila se practica silenciosamente, contando con apasionados socios.
Deporte o hobby, como quiera llamársele, esta afición tan gratificante se inició institucionalmente en octubre de 1951, merced a la voluntad del Dr. Germán de Lara, un médico pediatra, quien era a su vez dueño del famoso "’Molino de Lara”, situado en calle Gral. Acha, en la ciudad capital. Este médico sanjuanino escribió un libro precursor de esta actividad, a la par que su molino fue el primero en el país en preparar alimentos para perros de la zona Antártida. Fue él, junto con otros amantes de las palomas mensajeras, quien dio origen al actual "’Club Colombófilo Sarmiento”.
En los primeros tiempos el club funcionó en la calle Mitre 851 contando igualmente con el apoyo y protagonismo del Dr. Humberto Mira, el profesor César Borcosque, ingeniero Rodolfo Treo, Miguel Ángel Cúneo y la señorita Amelia Romero, entre otros tantos más. De ahí en más esta institución núcleo a todos los interesados en esta actividad.
Años después asumió la presidencia don Cristóbal Puga quien estuvo al frente 30 años, consiguiendo un local propio y la personería jurídica. Puga me relato, entre otros interesantes temas, que un escollo que tuvieron que superar fue la lamentable erradicación del ferrocarril en la década del "90, pues era en este económico medio de transporte que llevaban a las palomas anilladas a distintos puntos del país para competir.
(*) Magister en Historia.