El cerebro, ese órgano blanco y gelatinoso de apenas 1,3 kilos de peso, también conocido como "materia gris", es una máquina fascinante, plena de posibilidades, pero necesita ejercicio y el mejor de todos es pensar, algo teóricamente al alcance de todos y, además, es gratis.
Es lo que mantiene el publicista Joaquín Lorente en su libro "Piensa, es gratis", editado por Planeta en un llamativo amarillo, color tabú para los artistas y que al autor le deja impávido: "Lo que no puede ser es el miedo intelectual…lo peor del miedo es que te derrota antes de luchar. ¡Siempre hay que intentarlo, siempre!".
Para vencer ese miedo, pero sobre todo para potenciar el talento Lorente propone 84 principios, enunciados como eslóganes, desde el primero que da título al libro hasta el último: "¿Empezamos a pensar que debemos pensar?".
El libro no es un manual de autoayuda sino de "autoconvicción", ya que "al final todo está en uno mismo". Ofrece pautas, con fuerte carga revulsiva, para guiarse, por ejemplo, en el trabajo: "¿Comes o te comen?", "un triunfador es mucho más que un trabajador: es un obseso", "Al trabajo hay que llegar limpio, digerido y leído" o "¿Eres conocido o reconocido?". "Hazle caso a Arquímedes: usa palancas", "Si ante cada reto actúas como la gran oportunidad de tu vida, al final acabarás encontrándola" o "¿Necesitas un gran reto? Toma nota: todo puede hacerse mejor" son otros de los consejos que desgrana Lorente en 204 páginas.
Sus reflexiones parten de la premisa de que, ya desde la fecundación, la vida es puro azar y que "la suerte es el azar aprovechado", y que para que ocurran cosas hay que adoptar una actitud receptiva y activa. Esto es, actitud y coraje.
El triángulo del éxito, asegura Lorente, es "una idea, bastante olfato y mucho coraje", mientras que el del fracaso es "muchas ideas, bastante olfato y cero coraje". "El acto de pensar en libertad, sin coacción ni limitación, entendido como el máximo potencial para la visión del futuro y su entorno, es lo que ha hecho realmente grande a personas, organizaciones y países", dice.
Para los supersticiosos un último consejo -por el amarillo de la cobertura del libro-: "No hay que tener supersticiones, sino prevenciones. Las prevenciones no vienen de colores, ni de números, ni de gatos, ni escaleras; las prevenciones vienen de gente que no está bien consigo misma, de la gente malvada.
