Una encuesta del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano, confirmó la insuficiente preparación cívica de nuestra población. Manifiesta la carencia de información y errores de criterio que, a menudo, incapacitan para ejercer con idoneidad las funciones de la ciudadanía.

Esto se aprecia en cuestione básicas, como en las que conciernen al papel de los tres poderes de la Nación, la forma en que se constituye el Congreso, y lo que respecta a los derechos humanos. Pero también resulta preocupante el desconocimiento de la historia argentina de parte de estudiantes que egresan del secundario y se incorporan a la universidad.

Recientemente, un profesor de Derecho Constitucional la Universidad Católica de Córdoba, en la primera clase del año, le preguntó a 45 alumnos, entre 20 y 25 años, lo que sabían sobre el Bicentenario. Los resultados obtenidos fueron, entre otros, los siguientes. A la pregunta sobre qué se conmemora en el Bicentenario, un alumno respondió: "La creación de la Constitución". Otros seis alumnos, "la declaración de la Independencia"; trece directamente no contestaron, y 25 respondieron que el primer gobierno propio, o "la Revolución de Mayo".

Al tratar de establecer quién fue Cornelio Saavedra, 28 alumnos acertaron diciendo sin mayores detalles que fue integrante de la Primera Junta, pero nueve no contestaron, y seis alumnos dijeron que había sido "un presidente". Cuando se les preguntó sobré qué conmemora el feriado del 25 de Mayo, a qué año corresponde y dónde ocurrió lo que se conmemora, dos alumnos respondieron "la independencia patria", cinco no contestaron y 38 anotaron "la Primera Junta". De éstos, sólo 15 dijeron correctamente que el 25 de Mayo correspondía al año 1810, y la misma cantidad de encuestados, que había tenido lugar en Buenos Aires. Se puede concluir que los jóvenes carecen de conocimientos básicos respecto de la Argentina, lo que atenta contra su identidad ciudadana. Esto demuestra graves fallas en el sistema educativo.

En vísperas del Bicentenario, se torna imprescindible que la educación en todos sus niveles, los medios de comunicación, las familias y las asociaciones intermedias, procuren cubrir estas lagunas que muchos jóvenes y también no pocos adultos, tienen en su memoria respecto de lo que hemos sido y de lo que somos.