Luego de febriles negociaciones se llegó a acuerdos en los dos mayores distritos del país, Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, para que sea garantizado el comienzo de clases. En nuestra provincia, y por tercer año consecutivo, el ciclo lectivo se inicia sin medidas de fuerza de los docentes, aunque los gremios planean recibir mandatos hasta hoy y llamar a plenario para mañana a fin de dar una respuesta a la ministra Cristina Díaz.

Más allá de las discusiones salariales y de las atendibles demandas de los maestros, es fundamental que los docentes no recurran a métodos de protesta que en algunos casos rozan con lo extorsivo, como ya ha sucedido otros años, en los que los niños terminan siendo los grandes perjudicados al ser tomados como rehenes en el conflicto salarial. Sin educación no hay futuro, y de esto todos debemos ser conscientes.

A diez años de la crisis de 2001 y luego de haber sancionado la Ley Nacional de Educación y de privilegiar, por lo menos en el discurso del Poder Ejecutivo, el artículo 28 de los Derechos del Niño que establece una educación de calidad en condiciones de igualdad de oportunidades, el 62,2% de la población afirma que la educación es la principal deuda social. Es lo que se desprende de un estudio titulado "Persistentes desigualdades sociales en el acceso a la educación", realizado en grandes centros urbanos por el Programa Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica Argentina (UCA), entre padres y responsables de chicos de hasta 17 años, quienes dijeron que esa deuda se completa con deficiencias en la alimentación, entre otras cosas.

La brecha educativa se ha ampliado actualmente. Muchas familias se vieron obligadas a reducir gastos para poder pagar las cuotas en colegios de gestión privada, y muchas otras emigraron de las públicas, desalentadas por los paros docentes, una práctica recurrente que hace muy difícil cumplir la meta de 180 días anuales de clase. Es necesario defender, revalorizar y poner como ejemplo una vez más, la escuela pública de excelencia que hizo de la Argentina un país diferente y culto. No hace falta explicar aquí la ansiedad y esperanza que reina en los niños, en especial los más pequeños, en el comienzo de clases.

Es fundamental, entonces, que se garantice el normal inicio del ciclo lectivo y que los niños no sean tomados, una vez más, como rehenes.