Al hablar de criollismo, hacemos referencia al amor o la inclinación que una persona o grupo social siente y manifiesta por lo criollo, es decir por todo lo que tiene que ver con lo vernáculo, que forma parte de la cultura de esta bendita tierra argentina. Esta consideración previa tiene que ver con el criollismo indudable que ostentó Carlos Gardel. En una antigua revista de "Editorial Tango" de don Ignacio Rodríguez Nieto -gardeliano por excelencia- leí lo siguiente: "Gardel define cálida y categóricamente, la condición de Cantor Nacional. No es el simple exponente de lo ciudadano, muy digno, por supuesto, sino también el espíritu de lo nativista como integración...". Su apodo o mote, "el Zorzal Criollo", define por antonomasia esta afirmación. Carlos Gardel paseó por el mundo nuestro mundo criollo, haciéndolo conocer y querer. No se sabe con certeza en que momento de su vida brotó este cariño hacia lo nativo, para algunos autores fue en su adolescencia. Este apego a las tradiciones, no sólo se manifiesta en su amplio repertorio cancionero, sino también en el ropaje que a veces luce en sus películas, vestido con indumentaria gaucha, también tuvo amistades que cultivaban el género criollo, como el célebre payador Gabino Ezeiza, y otros más. En cuanto a sus canciones, existen zambas, tonadas, estilos, valsecitos criollos y cifras. Entre ellas mencionamos a "Puntana", "La Criolla", "Linda provincianita", "La salteñita", "Rosarito la serrana", "Mi manta pampa", "La tropilla" etc. En este universo musical, muchas de estas canciones fueron recopiladas por él junto a Razzano, cuando formaron el célebre dúo. Es el caso de una añeja zamba titulada "Campanitas" la cual fue difundida años más tarde por ciertos cantores y conjuntos, entre estos últimos se destacaron "Los Chalchaleros". Tal zamba relata una historia real, de un amor trunco. Otra joya musical es una tonada cuyana, "Una Rosa para mi Rosa", que en su momento fue un clásico del terruño cuyano. Recuerdo con nostalgia que mi padre la solía tararear: "Toma esta rosa encarnada y ábrela que está en capullo y verás mi corazón abrazado con el tuyo...". Un clásico es la canción "Caminito soleado", compuesto por el "Zorzal" y Alfredo Le Pera. Su letra es una estampa colmada de atributos nativos: "Cruzando montes y valles con alas venía mi pobre carreta, con su carga de esperanzas las ruedas le hacían al viento gambetas (...) Y así vi su casita, de puro celoso me sobró el pampero...". Igualmente en sus films, a veces furtivamente aparecen imágenes de bailes, ropa, y del paisaje, como nuestra pampa. 


 
Prof. Edmundo Jorge Delgado, Magister en Historia.