Al haberse cumplido los 50 años del Auditorio Ingeniero Juan Victoria, deseo referirme a la importancia que tiene esta sala construida con los últimos adelantos científicos en materia de diseño y equipamiento. Es así que distinguimos su órgano, el espacio que ofrece para grandes orquestas, la comodidad del lugar destinado al público con cómodos asientos, amplios pasillos y una acústica para escuchar desde cualquier lugar de la sala, algo que ha sido reconocido a nivel mundial.


Esta infraestructura ha posibilitado que lleguen a nuestra provincia grandes artistas y la creación en su entorno de un conservatorio de primer nivel; la Escuela de Música; que la Universidad Nacional de San Juan desarrolle actividades y que otras instituciones como el Mozarteun hagan posible presentaciones de grandes orquestas que han ejecutado obras de Bach, Beethoven y Mozart. También fueron posibles conciertos, sinfonías, preludios, operas y valses, etc., de una estructura musical superior, que llenó de alegría a los amantes de esta música.

El prestigió de nuestro Auditorio se ve reflejado en la gran afluencia de músicos de otros países que lo visitan y en la elección de algunos de ellos de quedarse en nuestra tierra. Es así que la Orquesta Sinfónica no sólo está compuesta por sanjuaninos, sino que muchos de sus integrantes son porteños, ucranianos, cubanos, rusos, chilenos y venezolanos. Es más, su director es Emmanuel Siffert, de nacionalidad suiza.

"El prestigio del Auditorio se ve reflejado en la afluencia de músicos de otros países que lo visitan y en la elección de algunos por quedarse".

La música que es propia de este escenario se la llama música superior o clásica por su estructura, dificultad y belleza para ejecutarla. No es verdad que hay buena y mala música. ¿Dónde está el genio que la pueda juzgar?


En todo caso hay música que gusta más que otra, por ejemplo, la cumbia, el cuarteto, folklore, tango y otras nacionales e internacionales que son populares. Esto sucede porque nacen y se desarrollan en los pueblos y son producto de su idiosincrasia. Por lo tanto cada país tiene su folklore y músicas populares bailables. En todas las cosas de la vida hay distintos niveles, podría dar miles de ejemplos para mayor comprensión. En lo deportivo, por ejemplo, para ir a los juegos Olímpicos no lo hace el que quiere, sino el que clasifica o hace la marca o tiempo exigible y esto no es discriminatorio porque cualquier deportista puede llegar con el esfuerzo y talento necesario.


Se dice que en estas salas de concierto fueron homenajeados grandes artistas populares, pero para ello se tuvo que poner sonido (micrófonos) y otros recursos técnicos que los cantantes líricos no necesitan.


Los artistas populares tenemos restaurantes, parrillas, fiestas departamentales, fiestas nacionales y particulares, para demostrar nuestras virtudes. No se debe cometer el error de creer que llegar al Auditorio le otorga a uno más mérito del que se tiene. Para llegar al Auditorio hay que estudiar mucho y con buenos profesores, tener talento y esfuerzo para estar allí. Me imagino las exigencias para actuar en el Bolshoi o la Escala de Milán.


Un artista de música superior, ya sea músico o cantante lírico es capaz de ejecutar cualquier música popular en muy poco tiempo algo que jamás se daría al revés.


La música clásica o superior no se debe mezclar con la música popular que divierte con alegría, bailando, escuchándola y haciendo palmas ya que para eso esta hecha. Y dentro de este concepto no debemos exponer nuestro Auditorio a géneros musicales que no le son propios.

Por José Luis Carbajal
Músico