La falta de enfermeros universitarios y de auxiliares de enfermería, en los diferentes centros sanitarios dependientes del Ministerio de Salud Pública de San Juan, se ha tornado crítica según un detallado informe de este diario recientemente publicado, que plantea un problema difícil de resolver, pero limitado al ámbito estatal.

Es decir, los paramédicos faltantes y que dificultan la eficiente atención hospitalaria, es una cuestión política y no estructural, ya que tanto la Universidad Católica de Cuyo como la UNSJ ofrecen licenciaturas y tecnicaturas en enfermería, con efectiva salida laboral, y las clínicas y sanatorios privados no tienen déficit de profesionales de esa especialidad. Todo parece estar circunscripto a las remuneraciones y la estabilidad del personal de enfermería en uno y otro sector, de manera que un enfermero universitario cobra por contrato renovable (monotributo) unos 2.500 pesos mensuales en el Estado, contra un sueldo de más de 4.000 pesos en sanatorios y clínicas privadas, en planta permanente, según las fuentes consultadas. Para citar un ejemplo, en el Hospital Rawson hay 150 enfermeros contratados y sólo 8 aspirantes se presentaron al llamado para cubrir 60 vacantes vitales, caso del Servicio de Urgencia donde se necesitan enfermeros en medicina de urgencia, primeros auxilios, e internación. También en Maternidad, con 10 enfermeros menos de lo requerido; en Terapia Intensiva Pediátrica y en Clínica Médica, donde no se puede ampliar la capacidad de 30 camas por falta de personal de enfermería. El Hospital Marcial Quiroga busca 30 nuevos enfermeros, pero no hay interesados para esas vacancias.

Si bien la falta de enfermeros no es un problema exclusivo de la administración sanitaria local, ya que se manifiesta en otros puntos del país y también en el exterior, la solución aquí pasa por el cumplimiento de la ley 2580, es decir el llamado a concurso para el ingreso a planta permanente en Salud Pública y consecuentemente nivelando la oferta y demanda laboral para que no haya la enorme brecha con el sector privado y, además, sin la precariedad laboral del contrato circunstancial.

Resulta imprescindible que, si San Juan ostenta nosocomios modernos, con aparatología de última generación, debe tener una planta funcional acorde con la excelencia sanitaria que se quiere prestar.