La estrecha vinculación entre droga y delito quedó fehacientemente demostrada en un informe realizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, de Buenos Aires, por encargo de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).
El estudio fue hecho entre personas que actualmente se encuentran encarceladas, pertenecientes a 73 unidades penitenciarias provinciales, y reveló que el 28,1% de los encuestados cometió algún delito bajo los efectos de la droga, por necesidad de comprarla o bien por ser parte del sistema de tráfico y comercialización. En porcentajes menores están los que actuaron bajo la influencia del alcohol y de la drogas ilegales, y los que robaron para conseguir dinero para su adicción.
Lo preocupante de la situación es que cuando se cometen delitos bajo los efectos de la droga, la ferocidad y la imposibilidad de parar de agredir son conductas comunes. Se considera que el hecho de matar por matar, tan común en estos días, es porque los delitos bajo los efectos de la droga, además de su terrible violencia básica, acumulan ensañamiento y alevosía sin sentido.
La solución a este problema está circunscripta a la educación y al trabajo, dos factores que, precisamente, se encuentran en un dificultoso momento en nuestro país. Por otra parte, los tratamientos para las adicciones son difíciles de aplicar en un sector poco proclive a someterse a terapias rehabilitadoras.
Habrá que encontrar la forma de abordar el problema para terminar con uno de los principales factores generadores del delito.
