Desde el comienzo de esta nueva etapa democrática, Argentina enfrenta grandes desafíos que deberá superar mediante el fortalecimiento de las instituciones para que acompañen a un modelo político basado en la transparencia de gestión y el orden constitucional. Las primeras medidas se orientan hacia una República donde lo público se manifieste por el imperio de la ley y la plena vigencia de la Constitución.

Ya se ven signos visibles de cómo este reto tiende a ponerle termino a los abusos de quienes tuvieron un desproporcionado poder político ignorando muchas veces los derechos y las libertades fundamentales de los ciudadanos, de los que no debiera sustraerse ningún gobierno legítimo. La ciudadanía ya eligió a quienes deben gobernar mediante el imperio de la ley y se avanza en ese sentido.

La segunda fase asociada a la anterior, se presenta en la política. Por un lado se refiere a como el gobierno y la organización social, especialmente en el Estado, actúa y por el otro, la misma actividad de los que gobiernan o aspiran a intervenir en los asuntos que afectan a la comunidad. La gestión que antecedió llegó a tomar en su accionar el protagonismo de ser el centro de la vida política circunscribiendo las libertades individuales a una dependencia en soluciones de aquel.

El mayor riesgo fue justamente oscilar en un totalitarismo en el cual siendo la sociedad lo más importante devenía en una posición extrema por cuanto el equilibrio no debe buscarse en detrimento de las partes sino en función de ellas.

El mentado populismo no terminó por garantizar la democracia. Integración e inclusión no se gestaba -como se postuló- con disposiciones gubernamentales sino con acciones sociales al pueblo se le enseñó a saber participar. Este concepto opone a las masas que se dirigen en inercia. No hay expertos que determinen fórmulas para organizar la sociedad, sino mas bien gobernantes que lideren con la Constitución de por medio para someterse a la ley.

Por último el planteo de la economía es complejo por la herencia recibida y todo depende del plan para bajar la inflación a un dígito como ha prometido el presidente Macri para el segundo año de gobierno.

Asimismo, de acuerdo al plan económico que se ejecuta, tras la devaluación para depurar el sistema monetario y mantener constante el valor de la moneda norteamericana, la macroeconomía no exige la eliminación de los subsidios aunque si depurarlos.