La gente se entusiasma con los hechos políticos, deportivos, sociales y un poco menos con los culturales y artísticos. Pero de cualquier manera siempre hay un plafón para el intercambio de ideas. Por ejemplo, a través de polémicas que suelen encender los ánimos porque la discusión lleva a controversias o disputas. Cada uno defiende su posición.
También a través de debates, una especie de contienda entre varias personas sobre un mismo tema. Cada cual expone su posición y todos buscan asomarse al objetivo general con el apoyo de los demás. Se discute los medios de transporte, en la calle, en los bares, en los negocios, siempre hay una especie de controversia con los temas que atañen a todos y ello es un hábito acendrado en distintos lugares con alta concentración de población.
Si se aumentan los impuestos o los servicios básicos, hay muchas disconformidades y las expresiones se unifican en defensa del bolsillo propio. Entonces no hay disputas sino más bien un entendimiento en voz alta. En definitiva, antes que los intereses, está en juego la palabra como eje de toda expresión -sea esta positiva o no- pero a muchos no les es atractivo situarse en ella. Entonces, ¿dónde queda el pensamiento como sostén de la palabra? Según Shakespeare "palabras sin pensamiento, no van al cielo" y ello es entendible hoy como ayer.
El ser humano debate, polemiza, dialoga para ser comprendido. Su éxito dependerá del dominio que tenga en el uso de la palabra, porque al haber múltiples significados según los contextos en que aparece, hay múltiples usos. En los debates y o polémicas actuales es fácil observar cierta liviandad en los argumentos -sobre todo en algunos de carácter político- y ello se relaciona con otra manera de ver las cosas lo cual lleva a otras formas de expresión.
El idioma es dinámico por su relación con la actualidad o la importancia de un hecho y por su conexión con la realidad. Por ello se siente como una energía activa y propulsora. La palabra enciende los ánimos, consuela, capta las voluntades en torno de un hecho común y sirve de puente entre distintas posiciones, el hombre no debe ignorar estas cualidades.
Las polémicas se engendran en torno de informaciones que revelan distintas posiciones y atraen a mucha gente.
Entre la polémica y el debate se prefiere este último porque abre las puertas de la comunicación a muchos en torno de un misma tema sea éste un proyecto, un ideal o una idea.