El aumento del empleo informal, llamado "en negro” es una luz de alarma en la marcha de la economía porque indica una caída en la actividad ya que quien busca cualquier trabajo para sobrevivir es porque perdió o no puede conseguir una relación de dependencia. Esto se agrava en el seno familiar porque el trabajador no tiene aportes jubilatorios, carece de servicios asistenciales y su precariedad le impide acceder a créditos para el consumo.

Esta realidad surge del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) tras publicar el viernes último los resultados del cuarto trimestre de 2012, de la Encuesta Permanente de Hogares. Según el informe, al concluir el año pasado el 34,6% de los trabajadores de las principales ciudades del país no tenía descuento jubilatorio, no estaba registrado, lo que representa un crecimiento de 0,4% frente al cuarto trimestre del año anterior. Teniendo en cuenta que INDEC, "suaviza” las cifras de sus informes, los especialistas observan un estancamiento de la economía, o un crecimiento muy lento en 2012, lo que se refleja en el empleo en negro. La menor actividad significa menos ocupación formal, una inversión prácticamente nula, o despidos en sectores muy sensibles a las presiones sindicales y mayores costos productivos. Un relevamiento de la agencia DyN, al 31 de diciembre del año pasado señala que 4.459.400 personas no tenían un empleo formal, una suba de 260.000 personas frente a diciembre de 2011 y casi 700.000 respecto a 2010, cuando la tasa de trabajo informal fue del 33,7%. Pero esto varía por regiones, caso de zona Cuyo, con un empleo informal de escaso 0,2% y, si se desglosa por provincia, San Juan prácticamente no tiene cifras como para incidir en estas variables.