Al adoptar Arizona las leyes antiinmigratorias más xenofóbicas de todo Estados Unidos, se espera un gran éxodo hispano. No será de regreso a México o a Centroamérica, como esperan quienes apoyaron estas medidas, sino una estampida hacia Miami, Los Angeles, Chicago y otras ciudades con gran población hispana. Los latinos irán a las zonas donde puedan vivir sin temor a ser detenidos por la policía por el color de su piel, o por hablar en español.
Según la ley sancionada por la Legislatura de Arizona, el 19 de abril, la policía podrá detener a cualquier persona por "sospechas razonables" de carecer de papeles de inmigración válidos y permite demandar a la policía por no hacer ese trabajo. La norma, firmada por la gobernadora republicana Jan Brewer, podría desatar una cacería indiscriminada de inmigrantes. Muchos ciudadanos estadounidenses de piel levemente oscura, o que hablen español, serán "sospechosos".
Es una legislación reminiscente del nazismo. En principio, no impedirá que los indocumentados sigan viniendo a los EEUU mientras el ingreso per cápita sea más de tres veces mayor -u$s 46.000 anuales contra u$s 13.500- al de latinoamericanos que seguirán cruzando la frontera como sea. Tampoco mejorará la seguridad. Por el contrario, desviará recursos policiales que deberían usarse contra el crimen, y hará que los inmigrantes -al igual que los nativos de origen latino- se abstengan de reportar delitos. La histeria antiinmigratoria de Arizona se disparó tras el asesinato de un ranchero, que podría haber cometido un indocumentado. Pero muchos recuerdan que en 2007 un inmigrante indocumentado, Manuel Jesús Córdova, fue condecorado por las autoridades de Arizona tras haber rescatado a un niño estadounidense de 9 años cuya madre había muerto en un accidente. ¿Volvería Córdova a hacer lo mismo bajo esta ley?
Es un impacto económico. La norma podría sea invalidada en las cortes por inconstitucional, tras largas y costosas batallas legales. Además, la huida de muchos de los 470.000 indocumentados latinos y el cierre unas 35.000 empresas hispanas en Arizona golpearía las finanzas del Estado. Si los latinos se van, "se llevarán consigo los dólares de sus impuestos, sus negocios y su poder de compra a otra parte", dice el Centro de Políticas Inmigratorias.
Y si otros estados siguen los pasos de Arizona, caerá el turismo latinoamericano. Muchos de los 13 millones de mexicanos, 2,5 millones de sudamericanos y 860.000 centroamericanos que visitan EEUU anualmente evitarían viajar a lugares donde pueden ser detenidos por el color de su piel, o por el idioma que hablan.
Mi opinión: la ley de Arizona no sólo es legalmente cuestionable, económicamente contraproducente y moralmente repugnante, sino que tampoco ayuda a resolver la crisis inmigratoria del país. La solución, antes de que estas medidas sean copiadas por otros estados, es que el presidente Obama impulse la tan prometida reforma inmigratoria, que mejoraría la seguridad fronteriza y permitiría legalizar a muchos de los más de 10 millones de indocumentados. De lo contrario, políticos locales en busca de notoriedad seguirán llenando el vacío legal con leyes xenofóbicas, impulsando un enorme éxodo hispano dentro de EEUU.
"A MENOS que se produzca una mayor integración económica que beneficie tanto a EEUU como a sus vecinos del sur, nada detendrá a los latinoamericanos que buscan elevar su nivel de vida"