Así como Florida debería estar eternamente agradecida al dictador cubano Fidel Castro, por las decenas de miles de profesionales que escaparon a Miami después de la revolución cubana de 1959, las autoridades de Florida deberían levantar una estatua al presidente venezolano Hugo Chávez por haber ahuyentado a una parte de la clase media venezolana que se ha venido a Florida durante la ultima década.
Doral, en la zona del gran Miami, tiene la mayor concentración de venezolanos en EEUU, lo que lleva a muchos a llamarla "’Doralzuela”. La mayoría tiene altos niveles de estudios, entre 25 y 34 años y casi el 57% con títulos de licenciatura o de maestría, un porcentaje mucho mayor que el promedio estadounidense. Muchos venezolanos -algunos llegados antes de que Chávez asumiera el poder en 1999, y otros después- ocupan cargos importantes en las mejores universidades de Estados Unidos.
Irónicamente, aunque actualmente no hay ni una universidad venezolana entre las mejores 400 del mundo, un académico venezolano Rafael Reif fue designado hace poco presidente del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), una de las cinco universidades que encabezan ese ranking mundial. Otros enseñan en Harvard, Columbia y en las mejores universidades de EEUU.
El éxodo de decenas de miles de venezolanos de clase media durante los últimos años ha sido una bendición para la industria inmobiliaria de Florida, donde junto con brasileños y argentinos están entre los principales compradores de viviendas después de la crisis de 2008. No es sorprendente que en un artículo del Miami Herald se citara a Philip Spiegelman, directivo de una firma que vende condominios, diciendo que el chiste entre los asistentes a un congreso inmobiliario celebrado el 15 de noviembre en Miami era que Chávez debía ser designado "Vendedor del Año”, debido a la enorme cantidad de venezolanos que compraron propiedades en Miami en 2012.
El nuevo alcalde de Doral, el venezolano Luigi Boria, me dijo que los venezolanos constituyen alrededor del 22% de los residentes de la ciudad. "’Han venido aquí por la persecución, el miedo y la inseguridad que sienten en Venezuela”, afirmó. Miles de otros venezolanos de clase media se han ido a Panamá, Colombia y otros países latinoamericanos, donde la diáspora venezolana aumenta cada día. Hay al menos 97.000 venezolanos viviendo en España, 37.000 en Italia y 36.000 en Portugal, según la OCDE. Por la huida de ejecutivos e ingenieros petroleros, la producción de crudo venezolano se desplomó de los 3,4 millones de barriles diarios cuando Chávez asumió la presidencia a los 2,5 millones en la actualidad. De manera semejante a lo que ocurrió con la industria azucarera cubana tras la revolución de 1959, la petrolera de Venezuela ha sido diezmada por la emigración de profesionales que no pudieron reemplazar por la decadencia general de los niveles educativos.
