En relación a la aparición del gaucho en nuestras tierras y al origen del vocablo en cuestión, podemos decir que existe una bibliografía copiosa, aunque aún resulta una incógnita para los lingüistas, incluso para los historiadores.

Dice don Félix Coluccio, que el término "gaucho" se utilizó en ambas regiones del Plata, es decir en nuestro país y en la otrora Banda Oriental, incluso en Brasil, si bien en este último se esgrimió el vocablo "gaúcho". En cuanto a la etimología es posible que provenga de la voz portuguesa "gauderio", término que se utilizó en la zona fronteriza de España y Portugal, zona esta muy conflictiva debido al contrabando de ganado. Si embargo, lo interesante es apuntar, todo lo que el gaucho significa para nuestra tierra, o nuestras tradiciones, en términos históricos-culturales, pues este personaje icono involucra a un sinnúmero de temas, distintos a la de otros personajes análogos, aunque ellos hayan tenido proximidad geográfica. Primeramente hubo en nuestra historia los gauchos héroes, aquellos que cumplieron un rol substancial en la guerras por la independencia, por ejemplo los que pelearon a rajatabla bajo las ordenes de don Martín Miguel de Güemes en el norte argentino, grupo a quien el mismo General José de San Martín confió la defensa de nuestra patria ante el avance realista. No es ajeno a esta aseveración, el papel de la "mujer-gaucho", representado por la figura de Juana Azurduy. Años después igualmente participaron en las contiendas civiles al lado de los caudillos. Están también, ya durante la etapa de la formación del estado nacional, los gauchos que se opusieron al poder centralista porteño, encarnados en las estampas de Ángel Vicente Peñaloza o Felipe Varela y sus respectivas huestes. El perfil paradigma es el que pinta el genial José Hernández en la aludida obra, el cual se relaciona a los gauchos que fueron llevados en levas a pelear contra los malones indígenas en la frontera y que sufrieron toda clase de desdichas, sobrellevando luego una vida trashumante y pobre, devenidos a peones rurales o "gauchos alzados", perseguidos por la justicia. Igualmente hay otros grupos que merecen recordarse, son aquellos que fueron utilizados como "punteros políticos" o como guardaespaldas de líderes pertenecientes a diferentes agrupaciones políticas, y luego de cumplir con sus tareas por una exigua paga o promesas vanas, fueron descartados sin ninguna contemplación. En este grupo encontramos al gaucho bonaerense Juan Moreira. Del mismo modo están aquellos gauchos, que fueron santificados por el sentimiento popular, como el celebre "gauchito Gil" o en nuestro medio a José Dolores. En general todos ellos en su conjunto, fueron portadores de una "cultura gaucha", caracterizada por numerosos rasgos que hacen a su idiosincrasia, desde el atuendo, sus creencias y patrones alimentarios, y por esa cualidad de ser serviciales, de donde deriva la expresión popular de "hacer una gauchada".