A propósito de un aniversario más de la Revolución de Mayo, hago hincapié en ese hombre norteño, defensor de la gran causa desde el primer momento, guerrero audaz y arremetido, cuyo nombre fue Martín Miguel de Güemes. Su figura simboliza en nuestra historia el patriotismo en su máxima expresión; su temeraria vida al servicio de la independencia lo glorificó como héroe. Desde los principios de nuestras luchas libertarias, su presencia y temple estuvieron presente, como lo fue su valiosa participación en la lucha contra los ingleses, cuando invadieron Buenos Aires en 1806 y 1807. En la Revolución de Mayo, que fue el inicio de las guerras contra la metrópoli, el salteño se consustanció totalmente en su defensa y en ser custodio activo de ella. Güemes, conocedor de la geografía norteña - pues fue uno de los principales escenarios de batallas y contiendas -, junto a la energía de sus gauchos, fue expresamente el encargado de defender la zona Norte virreinal, área geográfica extensa, que incluso tocaba la zona Sur del altiplano boliviano (Tupiza y Tarija). Además, se cubrió de gloria en el triunfo de Suipacha. Así fue un baluarte seguro y consistente en aquellos primeros años. Luego, con la llegada del General José de San Martín, y su arribo al Norte de la patria, él junto a Güemes, se ganaron el cielo. Como pocos, el Libertador comprendió que el Norte estaba seguro, con este hombre y sus huestes. De ahí marchó a preparar el cruce andino. Es sabido que Güemes fue uno de los primeros en implementar lo que se denomina "guerra de guerrillas o guerra de recursos'', consistente según los especialistas, en "la acción sorpresiva de los guerrilleros, atacando los flancos, destruyendo las retaguardias, cortando las comunicaciones, privando de aprovisionamientos y apareciendo y desapareciendo como centellas....''. En esta táctica participó la población en su conjunto incluidas las mujeres. Estos sucesos, nuestra historia los inmortaliza con el calificativo de "Guerra Gaucha''. De igual manera nuestro personaje tuvo habilidades políticas, llegando a ocupar importantes cargos en los que demostró ser un excelente estadista. Las hazañas y el espíritu de Güemes continúan presentes en nuestros paisanos norteños. Allá en el Valle de Lerma los ponchos colorados quedan como silenciosos testigos de estas proezas cuando nuestra patria en peligro clamaba los triunfos del Norte.