Hijo de Sebastián de la Torre y Ascención Manta Guadix, españoles de Moclín, Granada, nació don Juan Lorenzo de la Torre Manta en la calle Nueva o Castro Padín de Carpintería, el 28 de marzo de 1910. El ambiente geográfico fue hostil y poco generoso con el esfuerzo paterno para superar la condición de vida familiar con seis pequeños hijos. El salitre y la espinilla blanca eran los huéspedes comunes de su entorno, que el sacrificio conmueve y genera un atisbo de progreso que posibilita adquirir una propiedad cercana -cementerio al sur-, labrada con dedicación y tesón inclaudicable para rendir un fruto presuntuoso y breve.
Juan de la Torre es un labriego más de patas sucias, hecho a la azada, el arado y el riego extendido. Asiste a la educación primaria en la escuela nacional Nº 40 -ahora Maestro Argentino- hasta cuarto grado, y concluía allí el exiguo mérito que esa modestísima escuela le ofrecía. No realiza estudios de otro nivel, por carecer de medios económicos y variables que permitieran su continuidad en otro centro instructivo. A pesar de eso, y estimulado por la buena formación humanista de sus padres, lee, escucha, y atesora con el tiempo una cultura casi erudita y universal, con razón y entendimiento. Fueron sus hermanos, Antonio, el poeta, María, Sebastián, Alfonso, Dolores y Plácido, que murió muy joven.

En 1932 se traslada con su familia a la ciudad de San Juan donde, sin perder los vínculos con su Pocito natal al cual retorna asiduamente, se inicia en el comercio al tiempo que amplía su horizonte de hombre autodidacta por convicción, atento al buen decir, por herencia hispana y amor al suelo que bien pintará su sensitiva pluma y su inteligencia de bueno, con altura lírica y galana personalidad. Trabaja en lugares disímiles, y es así tesorero en la Policía de San Juan, bibliotecario en la Escuela Boero, administrativo en Obras Públicas y el Consejo de Reconstrucción sucesivamente, Comisionado Municipal en

Calingasta y en Rawson, Subsecretario de Cultura de la Provincia, Secretario de Cultura del Centro de Empleados de Comercio, formando parte de asociaciones culturales varias, siempre en forma activa y continua.
Funda la revista literario-cultural ‘Terruño”, de vida breve. Es un sugestivo contador de cuentos, y cuentista a su vez en El puestero, La aguada de Talacasto, La lágrima del cobre, El cerro del indio, La ñipa, La arcilla del drama, Sangre en la tierra, La flor del cacto, La novia del diablo, entre tantos. Escribe para diversos diarios: La Capital de Rosario, La Prensa de Buenos Aires, Tribuna y DIARIO DE CUYO Cuyo de San Juan, que publican sus poesías, narraciones, leyendas, con relativa continuidad dado su carácter recluido, poco amante de la tertulia y la expresión en los medios usuales de pregón, y con escasa advertencia en los cenáculos literarios.

Publica diversos libros, entre los que destacan: ‘Cuentos del Valle y la Montaña”, con narraciones de ancestro y región; +Corazón de los Pájaros+, que son cuentos esperanzados a la niñez con ternura y filial encanto; ‘El Horizonte y el Hombre”, que es su primer libro de bellas poesías inspiradas en la tierra y el fruto, los cerros y sus misterios oníricos; ‘Donde Nacen los Ríos” con el sentimiento puesto en la cordillera, su errabunda historia indígena y el cielo infinito que canta para él; ‘Trazos en la Arena”, con recuerdos entrañables de su niñez y el rescoldo familiar; ‘La Difunta Correa”, libro de investigación folclórica y tradición oral no resuelta; ‘Cántaro de Coplas” de vuelo en plenitud con sembrados y acequias, zondas y emociones.
…Para los males del alma, /consejo de sanjuanino, / buscarse en una tonada, /sentir la tierra en el vino. Escribió además ‘Leyendas, cuentos y relatos” e innumerables páginas hermosas sin editar aún. Un legado desconocido que apena porque acalla toda la buena literatura. Este genuino hispanista sufre un accidente cerebrovascular a los 50 años, del que se repone con tenacidad y admirable lucidez. Fue su esposa Dra. Elina Ovalles Quiroga a la que bien amó, y lo hace en su heredad.

Don Antonio de la Torre, su versado hermano el único de ellos que nació en Granada, España, el 18 de mayo de 1904, es de vasto conocimiento en el ámbito cultural provinciano, y pequeña recordación en la denominación local de una calle carpinteriana con su nombre. Su labor de escritor y poeta es de una vastísima erudición, agudeza y elevado acento inspirador. Vivió poco tiempo en Pocito, calle M. Zalazar y S. M. de Oro, en tanto subscribía su preservado talento en labores de escritorio en la municipalidad de entonces, de cuyo paso mesurado y esclarecedor es de lamentar que no existan constancias fieles.
A don Juan de la Torre Manta, Pocito y su gente no lo recuerda, y es ingrata la memoria que lo olvida. La biblioteca de la Escuela Mariano Acha, en calle Vidart y callejón Echegaray, lleva su nombre desde hace treinta años. Falleció en San Juan, de maligna enfermedad, el 14 de diciembre de 1983.