El pasado viernes 11 de octubre a las 3 de la tarde su familia, sus centenares de amigos, sus discípulos, la Universidad, el Congreso Nacional, la Academia Nacional de la Historia, el Partido Justicialista, los sanjuaninos todos, perdíamos a Margarita Ferrá de Bartol. Fue el momento en que la noche, vestida de tragedia, compareció sobre la siesta de Valle Fértil, y el corazón de miles temblequeó sin control.
La vida de San Juan acababa de adoptar un rumbo impensado, mientras inquietaba hasta límites aciagos la salud de José Luis Gioja, Daniel Tomas, Héctor Pérez y Aníbal Touris, pasajeros, junto con Margarita, del helicóptero oficial que caía en aquel valle por motivos todavía desconocidos. Una semana después, los heridos graves continúan evolucionando satisfactoriamente para sosiego de todos, mientras el legado de Margarita emerge de su propia historia para entrar legítimamente en la de San Juan.
En esos mismos anales que ella trajinó durante más de cinco décadas creando, innovando, jerarquizando, y, sobre todo, generando apego, afición y hasta ternura por cada página, episodio, pequeño o gran acontecimiento. Siempre supo que si el hombre es un animal que aspira, la educación es el fenómeno universal de los seres vivos, la vida misma. Y por eso abrazó el estudio, la enseñanza y difusión de la historia con entusiasmo vehemente.
Precisamente, perdemos con su desaparición una de las dos académicas sanjuaninas de número de la Academia Nacional de la Historia. Desde ahora, la presencia purista local en tan alta institución, y en soledad, queda en manos de la acreditada magister Isabel Gironés de Sánchez, que ocupa una meritoria poltrona desde hace algo más de dos años.
Hoy, deteniéndonos sólo en su última etapa de parlamentaria nacional, podemos comprobar que la batalla de Ferrá en Capital Federal fue inconmensurable para trabajar por su provincia y en particular, para arrojar luz sobre Domingo Faustino Sarmiento. Como este periodista expresaba en una columna del pasado mes de septiembre en DIARIO DE CUYO, se trató de una lucha sin cuartel ante aquellos (diputados, senadores, dirigentes o representantes de otras instituciones del resto del país) que no conocen lo suficiente al autor de "’Facundo”.
Decíamos también entonces que su valiosa cabeza acunó varias lecturas de las Obras Completas de Sarmiento que ella proclamaba con autoridad pero sin intransigencia en el Congreso Nacional. Es probable que este combate de la ex directora del Instituto de Historia Argentina y Regional "’Héctor D. Arias” de la UNSJ, era poco conocido porque su modestia nunca se agotó, como lo saben sus privilegiados colegas y amigos. Ahora será necesario que los diputados nacionales que representen a San Juan a partir del 10 de diciembre próximo buceen con urgencia en la tarea de Margarita Ferrá, que siempre estuvo apoyada de cerca por Daniel Tomas, Rubén Uñac, Graciela Caselles y el resto de los representantes sanjuaninos, para continuarla con celeridad. Por dar sólo un ejemplo, desde hace unos años se espera que el Congreso Nacional apruebe el proyecto de Margarita para que se declare a San Juan, Capital de la Educación Popular.
La propuesta tuvo lugar durante la Primera Fiesta de la Educación de la Municipalidad de la Ciudad de San Juan en 2008, con la presencia en San Juan de miembros de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la Nación. Hasta hace poco la legisladora sanjuanina seguía discutiendo a brazo partido para lograr el apoyo de dos diputados nacionales con poca simpatía por Sarmiento, o mejor dicho con desconocimiento de su biografía, que no terminaban de dar mayoría para la aprobación del proyecto. Paralelamente, se trabaja en declarar feriado nacional cada 11 de septiembre, aniversario de la muerte del Maestro de América.
Hacer justicia con la memoria de Sarmiento es tarea de todo argentino con conocimiento real sobre su vida y obra. Pero ya no se contará en la Cámara baja con la lección original y la natural didáctica de Margarita Ferrá ante funcionarios, dirigentes y el cuerpo legislativo nacional, como venía sucediendo. Por todo ello, es imperioso seguir esos mansos pasos de solícita historiadora que allí dejaron huella, y continuar legislando con la toda la verdad de la historia. Margarita navega ya los cielos de tantos referentes de su profesión, y al mismo tiempo, su vigorosa estampa y su lúcido apostolado, comienzan a arraigar eternos en nuestra memoria.
(*) Periodista.