Sin lugar a dudas, los gestos corporales en el discurso, son la explicación gráfica de algo y delata completamente los sentimientos del interlocutor.
Mehrabian calculó que el 55% del contenido en un discurso, se debe a los gestos, ellos pueden repetir, contradecir o enfatizar lo que se dice verbalmente. Ellos deben ser naturales, oportunos, y convincentes, si son exagerados pueden tornarse ridicularizantes.
En ellos, un papel más que importante lo desarrollan las manos. En algún momento le preguntan al filósofo Martín Heidegger, como una persona tan poco instruida como Hitler, podía gobernar Germania. La respuesta fue clara, dijo, "la formación es indiferente mírenle sus preciosas manos".
En esto, el líder fascista hacia estragos en sus discursos, el magnetismo que irradiaba y su atracción animal hacía vibrar a millones.
En la misma inteligencia discursiva, otro exponente con grandes gesticulaciones es sin duda Hugo Chávez. Sin embargo sus movimientos son ridiculizantes, se centraliza mas bien en una oratoria pobre y burlesca, y su constante movimiento de sus brazos y manos tanto izquierda como derecha, abruptamente de arriba abajo.
Por otro lado existieron discursos mas "quietos", como por ejemplo los de Kennedy donde no hay gesticulaciones, y simplemente se limita a leer su discurso como por ejemplo en el discurso de "Misile Crisis".
En el caso de Cristina de Kirchner tal vez su característica mas clara sea el giro de su cabeza, de izquierda a derecha y viceversa, y tocar permanentemente los micrófonos con ambas manos.
Nadie puede olvidar uno de los símbolos con las manos que definitivamente ayudaron al triunfo. Alfonsín en su campaña del ’83 apareció con sus manos entrelazadas a su costado izquierdo en señal de triunfo y confianza, que sin duda alguna influyó mucho en el votante.
Las manos en alto paralelas al cuerpo de Perón, claramente en símbolo de cariño hacia el pueblo, es otros de los gestos claves del líder.
En definitiva, un gesto vale mas que mil palabras, y las manos desarrollan la ayuda necesaria al momento de influir en la oratoria.