El estado de confrontación permanente y desinteligencias que existe en el país por cuestiones políticas, económicas y sociales, que son superables a través del diálogo y la comprensión, ha dado lugar a una exhortación del laicado de la Iglesia argentina. El documento "Los hermanos sean unidos”, dado a conocer en oportunidad de conmemorarse el Día de la Independencia Nacional, es también una convocatoria para entablar una discusión profunda y honesta del país por construir.

Es coincidente con el llamado de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Argentina frente a la urgencia de trabajar por la reconciliación, el respeto por la ley y la amistad social. Al respecto los referentes laicos de la Iglesia aseguraron que "en el balance entre nuestras alegrías y nuestras penas, es mucho lo que todavía debemos corregir sin caer en la tentación de triunfalismos o derrotismos”. Entre los asuntos a corregir se remarca la importancia de revalorizar el respeto como sentimiento que une, aun en diversidad, por el hecho de ser argentinos.

Cita como detonante de estos desencuentros la violencia social que se agrava y, en consonancia con los obispos, se pide cambiar este clima comenzando por reconocer y respetar como amigo al vecino, al opositor político, al policía y al rival deportivo, incluyendo a todos y muy especialmente a los más pobres y vulnerables.

En el camino hacia la sana convivencia nacional se observa en particular la responsabilidad que les cabe a todos los que asumen roles dirigenciales en diferentes ámbitos como son los líderes que deben ser modelos de comportamiento para el resto de la sociedad.