Un embajador británico, un judío austríaco perseguido y un exitoso empresario uruguayo convergieron accidentalmente en una historia de desafío al nazismo alemán gestada en Uruguay, unos hechos poco ordinarios que rescató y tejió el libro

"Tres hombres y una batalla". Eugen Millington-Drake, Wilhem Spielmann y Alberto Voulminot fueron los tres sujetos en cuestión, personajes anónimos que cambiaron el rumbo de los acontecimientos con el hundimiento del acorazado alemán Graf Spee frente a las costas de Montevideo como telón de fondo, según el autor uruguayo Diego Fisher.

El protagonista del relato, a su juicio, es Millington-Drake, el embajador inglés en Montevideo que consiguió traer "por su cuenta y riesgo" a cinco integrantes de la familia judía Spielmann desde Viena para evitar que murieran en el campo de concentración de Auschwitz. Las brutales fuerzas de las SS cercaban a los Spielmann, cuando un amigo de Millington-Drake le envío una carta desde Austria en la que le solicitó ayuda para que la familia pudiera escapar. En un "increíble periplo" los Spielmann salieron de Austria la víspera de Navidad de 1939 y se dirigieron al puerto de Génova (Italia) para tomar un buque con destino a Uruguay. Para Fisher, este rescate fue un suceso "mágico, casi milagroso", que resulta extraordinario "sino fuera cierto", y que pone de relieve "la grandeza humana en los momentos más oscuros".

Aunque también hace referencia a Millington-Drake, como un personaje "con luces y sombras", que representaba el dominio inglés de la época en Uruguay y cuyo cometido diplomático en el Río de la Plata era frenar la expansión del régimen de Adolf Hitler.

El contexto histórico en el que se desarrollaron los acontecimientos son también parte importante del libro, indicó Fisher, quien retrató en sus páginas un Uruguay muy diferente al actual, con una población muy joven y desprovista de nostalgia. Concretamente en ese período, Uruguay estaba saliendo de la crisis de 1929, que azotó duramente a este país.

Voulminot es el tercer personaje clave para Fisher, porque en el turbulento marco político de ese Uruguay, favorable para el régimen de Hitler, logró imponer su voluntad con un suceso crítico. En este sentido, el dueño del dique Regusci & Voulminot, hijo de inmigrantes franceses, se negó a reparar los daños del acorazado alemán y de este modo acabó por condenarlo a su

hundimiento en aguas uruguayas en diciembre de 1939.

En definitiva, Fisher ató cabos para conformar una sorprendente historia múltiple, producto de guerras y solidaridad humana.

(*) Agencia EFE.