En la fecha se conmemora en la Argentina el Día del Periodista, establecido en 1938 por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba, en recuerdo del primer medio de prensa con ideas patrióticas. El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó la "Gazeta de Buenos Aires”, la primera publicación periodística de la etapa independentista argentina.
El periodismo es una profesión despreciada desde ciertas esferas de poder y un oficio al que muchos de sus practicantes contribuyen también a vaciar de sentido y de valores con prácticas innobles. Una profesión, un oficio y un arte al que muchos honran a precios altos, en contextos éticos y físicos riesgosos, y con el solo premio de sentirse dignos ante sí mismos y ante quienes confían en sus palabras. Porque a la larga, para unos y para otros, las palabras jamás mueren.
El filósofo Albert Camus (1913-1960) ejerció el periodismo al que se entregó con pasión y coraje. Lo ejerció en su Argelia natal, sojuzgada por Francia, la patria de su nacionalidad, y en la misma Francia cuando era aplastada por el nazismo o cuando, una vez liberada, otros intelectuales se acomodaban rápidamente a los fatuos beneficios de la nueva situación.
El fin no justifica los medios, decía Camus. "’Si una verdad me obliga a atentar contra otro ser humano, descreo de esa verdad”, repetía. El periodismo, para Camus, no podía desligarse de la literatura ni de la filosofía.
Un periodista no debe empobrecer el lenguaje ni maltratar la palabra y, mucho menos, dejar de preguntarse por la actitud del hombre ante la vida. Debe hacerlo, insistía, en su práctica cotidiana, en el fruto de su trabajo. La verdad no ofrece recompensas y es a menudo huidiza, advirtió en el discurso con el que recibió el Premio Nobel de literatura en 1957, pero no hay que dejar de luchar ni un instante contra la mentira. En 1944, mientras dirigía "Combat", escribió: "’Un país vale lo que vale su lenguaje”.
De ahí la responsabilidad periodística e intelectual de no manipularlo ni vaciarlo. Pensaba que honrando al lenguaje se educa a un país y le decepcionaba ver que la mayoría de sus colegas buscaba "’agradar antes que educar”. Decía: "’El público quiere lo que le enseñan a querer”. Por eso proponía ofrecer "’energía en lugar de odio, objetividad en lugar de retórica, humanidad en lugar de mediocridad”.
Todo un desafío para el periodismo y la sociedad en la que ejerce su misión.