Una de las pobrezas más hondas que el hombre puede experimentar es la soledad y el desinterés de los demás, cuando quien sufre es víctima de la indigencia o vive la vulnerabilidad. El desarrollo de los pueblos depende sobre todo de que se reconozcan como parte de una sola familia, que colaboren entre sí y se reconozca que están integrados por seres que no viven simplemente uno junto al otro.

Es destacable reconocer el valioso gesto de un grupo de donantes globales, incluidos Gran Bretaña y el multimillonario Bill Gates, que se comprometieron a aportar U$S 4.300 millones para financiar programas de vacunación para niños de países pobres afectados por enfermedades como la diarrea y la neumonía. Con esos fondos, más de 250 millones de los niños carecientes serán vacunados para 2015 y evitándose más de 4 millones de muertes prematuras, según la Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización (GAVI). Hoy, cada 20 segundos muere un niño por una enfermedad prevenible con vacuna.

El primer ministro británico, David Cameron, que defendió el mayor gasto en asistencia en momentos de profundos recortes presupuestarios, se ha comprometido a brindar casi un tercio del total, que ha superó el objetivo inicial de GAVI de U$S 3.700 millones. Esto ayudará a salvar 1,4 millones de vidas. Bill Gates, por su parte, también contribuirá con cantidades adicionales de miles de millones de dólares durante los próximos cinco años. Además, Noruega y Australia se han sumado a esta nueva partida de donaciones. El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, ha afirmado que su país duplicará su contribución anual para 2015 hasta los U$S 180 millones y, por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores australiano, Kevin Rudd, señaló que su país contribuirá con otros 210 millones.

Sobre las campañas de vacunación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) las ha descrito como una de las intervenciones en los sistemas de sanidad públicos más exitosos y rentables, ya que se evita la muerte cada año de entre dos y tres millones de personas. Este ejemplo no puede considerarse como un simple hecho filantrópico sino un testimonio de que la solidaridad no puede ser nunca un sentimiento superficial frente a las necesidades de los demás, sino la determinación firme y perseverante para trabajar por el bien de todos los hombres.