Un hombre alcoholizado que conducía su automóvil a unos 130 km por hora, atropella en la Panamericana a un ciclista que se incrusta en el parabrisas de su automóvil y queda de cabeza a su costado. El conductor continúa su marcha a esa velocidad, hasta que tiene que detenerse en un peaje ubicado a 18 km, donde se verifica que trae un muerto consigo. El automovilista es hijo de Eduardo Aliverti, conocido periodista radial y televisivo.

Acaba éste de dar un extraño comunicado radial donde expresa que está pasando los peores días de su vida por la tragedia, lamenta lo ocurrido a la víctima y el dolor de su familia, reclama "trato igualitario”, y califica de "basura” a periodistas que han difundido la noticia.

Si bien Aliverti no es protagonista de la tragedia, con esta declaración insólita se involucra, cuando quien debió hablar es su hijo, quien ha guardado un reprochable silencio. Pero hay un dato más que llamativo: Aliverti expresa al final de su comunicado que espera que esto sirva para "abrir un debate sobre los límites éticos del periodismo”. El hermano del muerto, desde su humildad, le ha contestado con lógica demoledora que en el caso no está en juego esa cuestión, sino la irresponsabilidad de conducir alcoholizado.

Es censurable esta "lógica” de ver las culpas afuera cuando el problema está en casa, y victimizarse ante la tragedia principal, que -en esencia- es de otros, reclamando un debate sobre el rol de quien difunde la noticia, sólo porque ha informado un hecho inocultable; y que ello lo haga quien muchas veces se expresa en un programa televisivo oficial que se dedica a criticar con dureza y burla a quienes piensan diferente, -¡vaya igualdad de trato!-, y justamente abusando de su condición de periodista. Aliverti debiera reflexionar de que, ante tanto infortunio, el que le toca a él ha sido con suerte. Otra cosa hubiera sido si hubiera estado en el otro lado, ése que se condena con categoría de escrache en el canal donde él opina y pega. Y vale la pena preguntarse si la reclamada ética periodística empezará por casa. Me temo que no, porque sería desbaratar el espíritu de un programa hecho para todo lo contrario.