La educación debe estar más comprometida con el desarrollo espacial.

Hoy la Estación Espacial Internacional es la obra más trascendente de ingeniería, ciencia y técnica hecha por el hombre. La inversión que demandó su construcción fue recuperada en la Tierra a través de dividendos económicos expresados en innovaciones y patentes surgidos de las actividades científicas y técnicas que se hacen en ella impactando en todas las industrias de los 16 países participantes. Argentina, a pesar de todas sus dificultades históricas para la consolidación de un modelo industrial integrado, con el mundo científico - tecnológico en general y el del capital en particular, paradójicamente en el sector espacial, se perfila como un modelo digno de imitar, que pese a sus contradicciones, posiciona a nuestro país dentro de este club privilegiado de naciones con capacidad ultra terrestre. Consecuencia de esto, es la evolución y trabajo de instituciones públicas como la CONAE, ARSAT, INVAP, CEATSA, VENG y CNEA que desde hace varias décadas tienen participación en distintas áreas del espacio con proyectos satelitales, tanto con socios internacionales e iniciativas nacionales. El plan nacional espacial estatal, al igual que ocurre en el resto del mundo está fundado en los principios de subsidiaridad y servicio de bien público estratégico con incumbencias en: hidrología, clima, el mar y las costas; agropecuarias, pesqueras y forestales; gestión de emergencias; vigilancia del medio ambiente y los recursos naturales; cartografía, geología, producción minera, planificación territorial e infraestructura para diseño de carreteras y vías férreas, marítimas, aéreas, gestión de la salud y comunicaciones.

Ejemplos tenemos con la CONAE, de inclusión de la tecnología satelital en el Sistema Educativo Nacional, con su programa educativo 2MP, o la ONG ICTE y su programa educacional "Pampa Cielo'' de incubadora Pyme, enfocado a la cohetería profesional y de difusión de lo espacial en general, o el Consejo profesional de Ingeniería Civil, que recorre escuelas primarias y secundarias, alentando la vocación del mundo tecnológico en general y de la Ingeniera Civil en particular, vinculado a lo espacial a través del desarrollo de sus infraestructuras edilicias.

Hay que fortalecer las escuelas técnicas argentinas, claves para el sector por ser únicas en el mundo y que bien llevadas tienen la jerarquía de estudios adelantados en ingeniería y tecnología. Estas debieran recuperar un carácter estratégico nacional, con plena articulación y seguimiento del mundo universitario y más aún el sector productivo. El gran desafío de la planificación educativa, es producir una auténtica motivación para los alumnos y docentes que se involucren en estas iniciativas y las adopten como propias, un modo quizás: escuelas piloto. Dicha motivación debe impactar en el crecimiento profesional y material de los participantes, un alumno o docente destacado se lo debe individualizar para potenciarlo y esto se hace articulando con el sector productivo tecnológico y el de la difusión cultural mediática.

Finalmente, si el mundo financiero - industrial local se vinculara como inversor y demandante, en educación tecnológica, y el espacial local si transfiriera sus estándares, juntos podrían acceder a un mercado ascendente de unos 500 mil millones de dólares. Se debe trabajar para que las circunstancias no nos superen. Esto implica capacitarnos para capacitar y a hacer haciendo en ética y valores.

Por Alejandro Yaya
Vicepresidente del Instituto Civil de Tecnología Espacial (ICTE), quien trabaja desde Argentina en proyectos de Qatar.