La permanente suba del insumo principal, la harina, ha disparado nuevamente el precio del pan con el cuarto ajuste en lo que va del año. El consumidor sanjuanino debe absorber, desde ayer, los mayores costos de los industriales panaderos locales, que soportan más del 60% de aumento en los valores de la harina en los últimos 20 días. Es así que la bolsa de 50 kilos, cuyo costo a fines de septiembre era de 240 pesos, llegó en la última semana a los 410 pesos, valor difícil de justificar en términos de inflación, variables o reacomodamiento del mercado y otras variables.

Se trata de un problema estructural, a partir de una sensible disminución del área sembrada de trigo por falta de rentabilidad frente a las mejores perspectivas de la soja, los impedimentos para exportar con cupos fiscales difíciles de obtener, hasta derivar en un desabastecimiento. El pedido de los molinos de importar trigo desde Uruguay, para cubrir la demanda interna, tuvo un no rotundo del Gobierno nacional, a la vez que la Secretaría de Comercio Interior ideó otro parche con fines políticos y estadísticos: el subsidio de la harina a 180 pesos la bolsa para elaborar pan de la variedad "Felipe” a $10 el kilo. En octubre los panaderos de San Juan dejaron de recibir la harina subsidiada y entonces desapareció el pan barato y escaso.

La realidad de esta distorsión impuesta por el mercado y las impericias políticas es que ahora se debe pagar el pan a $23 el kilo, un incremento acumulado del 54% en lo que del año, sin descartarse nuevas subas en los próximos meses (23 ítems de gastos fijos), en particular la harina. Todo dependerá de los resultados de la nueva cosecha de trigo, a mediados de noviembre, para que el pan pueda estar al alcance de todos.