El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, ha pedido a la organización que considere la posibilidad de levantar la suspensión de Cuba, que se remonta a 1962, en la Asamblea General a realizarse el 2 de junio próximo en Honduras, y permitir que los 34 países miembros decidan si quieren readmitir a Cuba en la institución. Según Insulza, la resolución de la OEA de suspender a Cuba es obsoleta, porque se basó en los vínculos que tenía ese país con el ex bloque soviético.
Estados Unidos ha dicho que se opone a la readmisión de Cuba, porque la Carta Democrática de la OEA, de 2001, requiere que los países miembros respeten sus principios. Cuba alega que no quiere pertenecer a la OEA porque es un "instrumento del imperialismo" estadounidense.
La semana pasada, el senador demócrata Bob Menéndez, presidente del subcomité del Senado a cargo de la ayuda externa y una de las voces mas influyentes en Washington en asuntos latinoamericanos, presentó una moción que amenaza con cortar los fondos estadounidenses a la OEA, si readmite a Cuba. Esos fondos representan alrededor del 60% del presupuesto de la OEA.
"Todos debemos preguntarnos si debemos tomar en serio la Carta Democrática de la OEA, o si es un chiste", planteó Menéndez. "Si lo tomamos en serio, ¿cómo podemos invitar a un régimen que la repudia?". De hecho, el artículo 1 de la Carta Democrática establece que los países miembros "tienen la obligación de promover y defender" la democracia. Más aún, el artículo 3 expresa que "los elementos esenciales de la democracia representativa" incluyen "el respeto por los derechos humanos", la celebración de "elecciones periódicas, libres y justas basadas en el voto secreto", y "un sistema pluralista de partidos políticos".
Según fuentes diplomáticas, hay tres propuestas diferentes para la reunión del 2 de junio: la presentada por Ecuador, Nicaragua y un pequeño grupo de países, que pide se levante la suspensión a Cuba. La segunda, respaldada por Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y casi todo el resto de los países latinoamericanos, propone levantar la suspensión de Cuba y simultáneamente someter al Consejo Permanente de la OEA el tema de si -de acuerdo con las reglamentaciones de la OEA- Cuba debería ser readmitida. Y la última, apoyada extraoficialmente por EEUU y algunos países del Caribe, propone solicitar al Comité Interamericano de Justicia de la OEA un estudio de los pasos que haría falta dar por parte de Cuba para que se le levante la suspensión.
Un funcionario de Washington me dijo que "estamos dispuestos a considerar un proceso que podría acabar con el levantamiento de la suspensión, pero cualquier esfuerzo está en manos de Cuba, adoptando medidas concretas, como liberar a los presos políticos y permitir la libertad de expresión."
Mi opinión: El gobierno de Obama debería respaldar una versión modificada de la segunda opción: Levantar la suspensión de Cuba no permitiría automáticamente el ingreso a la organización, porque la OEA adoptó la Carta Democrática en 2001, casi cuatro décadas después de la suspensión de Cuba. Eso significa que Cuba debería acatar los términos del nuevo estatuto de la OEA para ser readmitida.
Entonces, la suspensión debería ser aprobada conjuntamente con un pedido formal de la OEA -cumpliendo con el compromiso asumido en la Carta Democrática de "promover y defender" la democracia- para que la isla permita elecciones libres a fin de poder ser readmitida. Por supuesto, el gobierno cubano se negará a hacerlo, y Venezuela y sus seguidores se pondrán de su lado. Pero ese sería un problema de ellos.