Lito Nebia y Tanguito compusieron el primer tema de rock nacional que batió récords de ventas en toda Latinoamérica. Fue hace 53 años con el primer simple de Los Gatos: "La Balsa" en la cara A y "Ayer nomás" en el lado B, representó el comienzo del rock en la Argentina. Vendió cerca de 200 mil copias en pocos meses. Lito Nebbia, voz, Ciro Fogliatta, teclados, Alfredo Toth, bajo, Oscar Moro, batería, y Kay Galifi en guitarra fueron los protagonistas.

En este año de 2020 estamos a una distancia que nos permite ver en perspectiva la recordada década de 1970", tan lejos y tan cerca de nuestros sentimientos. No puedo escapar a la trampa de auto referencia, pues uno vuelca sus experiencias, sus circunstancias, y construye su propia visión del mundo, del hombre y del amor, entre otras cosas. Es inevitable. En los '70 iniciaba mi familia, hacía periodismo, viví la tarde en que San Martín se clasificó para su primer campeonato en primera, el antiguo Nacional. Mezclaba algunos viernes de boxeo, con otros viernes en "El horcón" siguiendo al dúo Minguez- Barboza, celebré el derechazo de Monzón ante Benvenutti, que le dio el título mundial. Y también empezaba a perder de vista algunos amigos de la facultad y del barrio, que se enrolaron detrás del objetivo del "luche y vuelve". En la música, estaba tan obsesionado con el folclore y el tango, que la muchachada de cabello largo y ropa informal que una tarde ví marchar hacia el club Ausonia, para ver un tal León Gieco, me resultó indiferente. Ya había sucedido lo de Vietnam, el "Mayo Francés", las marchas de protesta juvenil contra el mundo establecido, el festival de Woodstock, el movimiento hippie, toda esa onda irreverente y de protesta, que no encajaban en mi vida. Tampoco sabía que en un baño del bar "La perla", de Once, Litto Nebbia daba los últimos toques a "La balsa" que José Alberto Iglesia, "Tanguito", había creado. Que un ignoto "Flaco" Spinetta, concebía su inmortal "Muchacha ojos de papel". Que los desconocidos "Charly" García y Nito Mestre presentaban en el "Buenos Aires Rock" "Canción para mi muerte", en una plaza atiborrada de jóvenes que les brindaron los primeros aplausos de una larga y exitosa carrera. Había nacido el rock nacional y yo casi que ni enterado estaba. Volvió Perón en 1973, después vinieron Isabelita, el golpe, el mundial del "78 y una etapa oscura a la que retornamos una y otra vez, como que las heridas no están cerradas. Supe de los destierros de artistas que tuvieron que huir por sostener posiciones enfrentadas al poder.

En el "82 sucedió el espanto y gloria, a la vez, de Malvinas. En el "83 llegó AlfonsÍn y el retorno de la democracia. También, llegó cierto mediodía por mi casa mi amigo Ernesto Guardia, con una guitarra. "Pagámela como puedas", me dijo, y me invitó a sus clases en la Casa de los Puneños. "No tienes idea de lo que entra a tu hogar", recordaría años después que me dijo aquel día, cuando ví que mis hijos, de a poco fueron llegando, despuntaban también su romance con la música. Guitarreaban y se la pasaban escuchando a Nirvana, y rock nacional, que como queda dicho no estaban en mi galaxia. "¿No has prestado atención a las letras de Charly?", me dijo uno de ellos. "¿Las de Spinetta, Gieco, Heredia?". Y aquellos que en los albores de los '70 para mí no era más que unos flacos mechudos, con aspecto y olor a marihuana, pasaron a tener otra dimensión. Me arrepentí de no haber disfrutado a su tiempo de esa melodía nueva, que estaba pariendo en los boliches porteños de aquellos fabulosos años. Hoy trato de interpretar sus canciones, valoro su esforzado comienzo cuestionando una realidad amenazante, y la genialidad de sus melodías que ya son patrimonio de lo nuestro. Como lo son el tango y el folclore. Al final se me escapa por una rendija de esta nota, unas ganas de gritar ¡viva la música!, que me sale por la boca pero que arranca desde el corazón y me redime de aquella omisión.


Por Orlando Navarro
Periodista