Días atrás DIARIO DE CUYO publicó que entre referentes de Juntos por el Cambio de San Juan cuaja casi a la perfección la formula Marcelo Orrego Fabián Martín, Gobernador y Vicegobernador respectivamente. Una de las teorías de quienes abonan esa idea es que Juntos para el Cambio va a necesitar, de ganar la elección, a alguien de carácter fuerte para presidir la Cámara de Diputados, ya que se estima que la nueva composición legislativa será mucho más heterogénea y rebelde que la actual. Es más, esos dirigentes piensan que del entorno de Orrego, Martín sería el único que cumple la mayoría de los requisitos para interpretar ese papel. La otra teoría se funda en las matemáticas: son los dirigentes de la oposición con mayor intención de votos; sería "poner toda la carne al asador" en una posible "suma directa", dicen. Y la tercera teoría habla de una "señal a la militancia" de que ahora sí la oposición quiere ganar la elección y gobernar la provincia, aseguran. Por lo poco que se sabe, todavía no hay decisión tomada de parte de los protagonistas de esta novela, porque en realidad aún tratan de resolver los vericuetos de una ley electoral que les cambió la vida. Pero, ojo, quizás el entusiasmo de la dirigencia no deja que los líderes vean algunos puntos oscuros que sombrean la posibilidad de que la fórmula electoral termine en buen caudal electoral y, eventualmente, una histórica victoria electoral. Si fuese tan sencillo, ya estarían haciendo planes para asumir, y nadie lo ve así. 

Martín había dicho allá por marzo de este año que tenía "posibilidades de ser candidato a Gobernador". De aquella lejana frase pasaron varias cosas, entre ellas, la sanción de un nuevo Código Electoral y algunas encuestas que lo ponen en un lugar de privilegio entre los dirigentes de JxC, pero bastante lejos en intención de voto de Orrego, su amigo y referente. Sabiendo eso, el jefe comunal rivadaviense tiene un objetivo primordial y otro, quizás, de segundo plano. El primero es mantener el poder en Rivadavia y que alguno de sus candidatos termine sentado en su sillón después de diciembre del año que viene. El segundo es que Juntos gane la provincia. Quizás ese orden es incómodo para él y seguramente mucho más la divulgación del mismo, pero es lo que se ve a la distancia. Para llegar a ese primer objetivo, ¿le sirve ser candidato a Vicegobernador? Primero que nada, no sumará mucho a la fórmula, porque sus votos son los mismos que los del diputado nacional. Vienen y van al mismo lugar. Si bien Martín tiene un estilo algo distinto al de Orrego y no le fue mal en algunos sectores populares de su departamento, como La Bebida por ejemplo, Martín es el típico candidato de Juntos para el Cambio, ese es su perfil y el de las personas que lo apoyaron en su departamento, primordialmente. No se ve que le pueda sumar a Orrego de otro sector. Luego, el costo de esa candidatura, porque sus pretensiones provinciales quedarán en un segundo o tercer plano y lejanas en el tiempo. Es decir, en el supuesto caso que la fórmula opositora triunfe en la elección del año que viene y que el rivadaviense quede entonces a cargo de la Legislatura, deberá esperar al menos ocho años para su turno como candidato a Gobernador, algo que en la intimidad, dicen, repite con impaciencia: "Quiero gobernar San Juan", asegura con frecuencia. ¿Por qué ocho años? Si Orrego gana el año que viene, seguramente querrá repetir en 2027 y Martín debería esperar hasta 2031 o más, si es que su compañero de fórmula no cumple su promesa y deja y usa la posibilidad de un tercer mandato consecutivo. Un siglo. Una vida nueva en un país que cambia de opinión tan seguido como de día. En términos sencillos, de aceptar acompañar a Orrego en la fórmula, se convertiría por un largo tiempo en un segundón. En sentido contrario, ¿qué pasa si va como candidato a diputado en lugar de vicegobernador, por ejemplo? Si Orrego se convierte en gobernador, a Martín aún le quedará el escalón de la vicegobernación en 2027 con la cierta posibilidad de competir luego. Puede hasta pedir permiso o renunciar a la Cámara y ejercer un cargo provincial, lo que le daría mayor visibilidad durante cuatro años. Y si Orrego no gana, se estima que de igual forma la Cámara que se conformará desde 2024 será de mayor protagonismo que la actual, porque las elecciones con 20 o 30 puntos de diferencia ya se terminaron, todo mundo lo sabe. Una presidencia de bloque, en ese contexto, no está nada mal.

Marcelo Orrego y Fabian Martín.

En el Gobierno olfatean que la situación del intendente es la pata flaca de la coalición de oposición y están golpeando fuerte allí. Primero lo cuestionaron con la fiesta para dos mil personas y ahora en el Tribunal de Cuentas con un supuesto manejo irregular de la administración municipal. En el Tribunal nadie habla, pero parece que empezaron a relojear lo que presentó el diputado Horacio Quiroga, a quien evidentemente le armaron el escrito que firmó y entregó al organismo de control. Más allá de lo impresentable del denunciante, parece que hay al menos algún manejo revisable. Varias contrataciones directas al mismo proveedor por montos millonarios, lo que hace presumir que deliberadamente gambetearon alguna que otra licitación. Todo legal, dicen en el municipio, y también algún concejal del propio Frente de Todos, que se vio sorprendido con la denuncia. El peronismo, a veces, actúa de manera desordenada y en este caso corren riesgo de victimizar al jefe comunal. Tal vez el desgaste público de Martín sólo provoque que el electorado empatice con la supuesta víctima de presiones y denuncias del peronismo. Hay electores que odian más al peronismo que a la corrupción, lo que es una locura, pero una real.

El mayor problema del Frente de Todos en Rivadavia no es Martín, el drama más visible es que siguen sin fabricar candidatos con potencia. Francisco Guevara es insípido y Facundo Perrone no tiene estructura; además de tener la mala suerte de pertenecer al giojismo. Quizás el que corre con cierta ventaja al menos en esta etapa es Marcelo Delgado, quien ya tiene algún nivel de conocimiento por haberle peleado de igual a igual a Martín en otra elección. Probablemente el peronismo debería apuntar sus cañones a levantar el nivel de conocimiento de sus dirigentes, ya que del otro lado tampoco hay maravillas: Sergio Miodosky tiene altísima imagen negativa y escaso conocimiento; a Nancy Picón la ubican pocos y el resto de los candidatos (Córdoba y Quiroga) probablemente se bajen antes de pasar vergüenza. El jefe comunal no define entre ambos y eso complicará la elección. Ya hay ruido en el municipio. A ninguno de los dos (Miodosky y Picón) les alcanzará bajo este esquema, y hoy el único juego que está siguiendo es el de sumarle votos al candidato a gobernador de su espacio. El escenario, tal y como se plantea en Rivadavia para Juntos, no garantiza victoria. Martín debería definirse por uno de sus candidatos, y dejar que el otro compita, pero darle los votos a uno. No tiene mucho para pensar: es la desconocida o es el sospechoso. Veremos qué hace. 

Pero volviendo al tema provincial, es probable que la fórmula (Orrego-Martín) llame la atención al comienzo, el problema es qué hace el resto de los candidatos a Gobernador de Juntos para no pasar papelones, en este universo de Lemas mentiroso. Algunos hablan de Enrique Conti, quien ya dijo que no. Otros de Marcelo Arancibia, quien sí tiene ganas. Estamos hablando en todos casos, tanto del oficialismo como de la oposición, de postulaciones testimoniales. Ninguno puede siquiera soñar con vencer a Orrego, pero en el esquema que planteó el oficialismo, hacen falta varios nombres. Estamos hablando de millones en recursos del Estado que irán a parar a tipos que no van a ganar y que, además, piensan casi igual. Orrego-Conti son casi lo mismo. El único que aparece un poco distinto es Arancibia, pero está años luz de poder alcanzar si quiera el 10% de los votos de Orrego. No pasa lo mismo en el Frente de Todos, porque nadie puede dudar de las diferencias entre Sergio Uñac y José Luis Gioja, o el candidato (si es que aparece) a Gobernador de ese espacio. Para muestra hace falta un botón, dicen: mientras el gobernador Sergio Uñac disertaba en el Coloquio de IDEA, el encuentro empresario más importante del país, José Luis Gioja trajo a una conferencia en San Juan a Roberto Feletti, el padre del control de precios, algo odiado por los empresarios que tuvo cero impacto positivo en la economía del país. Incluso hay diferencias con el Frente Renovador. No hay que olvidar que Uñac echó a Franco Aranda de su puesto en el Banco San Juan. Es decir, si hay competencia, aparece como más atractiva la del peronismo. 

La postulación de un vicegobernador es complicada. En los últimos años se ponderó más la lealtad que otras cosas. Roberto Gattoni es un excelente funcionario, pero no suma ni dos votos, por ejemplo. En el caso de Uñac ya casi tiene el nombre, y dicen que saldrá de los nombres que pululan en los medios y que ya se contaron en varias ocasiones en estas líneas. No hay sorpresas ahí, y será intrascendente, parece. En el caso de Orrego, no se sabe. El diputado nacional tiene que elegir entre alguien que le sirva para dominar la Legislatura y otro u otra que le sume votos, porque las dos características en una sola persona será difícil. Es difícil encontrar esa persona sin pensar en Fabián Martín, pero para eso hay que ver cuánto va a querer sacrificar el rivadaviense. Ojalá no le pregunten a Roberto Basualdo, porque va a proponer otra vez a Susana Laciar.