El terrorismo sigue golpeando fuerte en Europa y esta vez le tocó a Rusia ser el sitio elegido para uno de los atentados más grandes que se recuerden. Un total de 14 muertos y decenas de heridos fue el saldo de una bomba colocada en uno de los vagones del metro local.

La sombra del Estado Islámico sigue detrás de cada uno de estos ataques, aunque en esta ocasión se habla de un solo terrorista que actuó por sus propios medios, como suicida, impulsado por venganza o un sentimiento separatista. Hay un dato para tener en cuenta, este nuevo ataque se perpetró en momentos que el presidente Vladimir Putín se encontraba en San Petersburgo, cerca de la estación del metro. Algo parecido a lo que ocurrió hace poco en las cercanías del Parlamento Británico con el atentado terrorista cuando la primer ministro Theresa May se encontraba en su interior.

Estos ataques cercanos a importante figuras políticas llaman a reflexionar sobre sus motivaciones, y llevan a que los gobiernos mejoren los sistemas de seguridad y de individualización de las personas potencialmente peligrosas. Rusia tendrá que trabajar en este sentido, ya que pronto será sede de importantes eventos deportivos, incluyendo el Mundial de Fútbol de 2018.