El último contenedor de residuos domiciliarios, incendiado intencionalmente el miércoles último en nuestra ciudad, es la prueba palpable de la sistemática depredación que vienen ejecutando sujetos inadaptados que provocan un daño gratuito a la sociedad en la que viven.

La acción dañina puede tener varios orígenes, desde la reacción demencial de quien actúa por venganza personal, vaya a saber contra qué área de la gestión municipal, o simplemente llevado a destruir bajo los impulsos del alcohol o de las drogas, sintiéndose impune en medio de la noche. La destrucción del contenedor del moderno sistema Easy del municipio capitalino, instalado en 9 de Julio, casi Güemes, es el tercero incendiado en los últimos meses, con un costo de reposición de 30.000 pesos y el retroceso del vecindario a colocar las bolsas de basura en la calle a la espera de un camión que las levante mientras dura la emergencia.

Los actos vandálicos de estas características son los que provocan mayor indignación, en particular para quienes sufren las consecuencias, pero también están los otros cotidianos que por fuerza de la continuidad se suman a los usos y costumbres de las miserias humanas. Son los que dan cuenta del robo o destrucción de señales viales, que de permanecer en el lugar de advertencia podrían haber salvado vidas, como las de los tres jóvenes ahogados esta semana el Canal Perón. En igual medida el vandalismo arremete contra el alumbrado público, los bancos y juegos infantiles en plazas y paseos públicos; contra los papeleros, el arbolado y las pintadas en frentes de inmuebles. Muchas veces la cultura vandálica actúa más rápido que la tarea rutinaria de los entes oficiales, por ejemplo en la reposición de luminarias en ciertos sectores donde la oscuridad es aliada de la delincuencia.

Las incursiones del vandalismo, como un cáncer de la sociedad que se esmera en progresar para alcanzar mejores condiciones de vida, lleva a replantear los anticuerpos contra las agresiones provocativas. Es necesario que todos se involucren en el cuidado de los bienes del patrimonio estatal porque están al servicio de la comunidad. Los vecinos deben constituirse en la alerta temprana para denunciar la presencia de sospechosos y actuar a través de las organizaciones de base con aportes y sugerencias para impedir la sucesión de los hechos señalados. Se trata de elementos que están al servicio de todos y como tal debemos ser aliados de las autoridades como custodios de algo que nos pertenece.