Cuenta que hace mucho tiempo vivía en el Norte de China un anciano conocido como el viejo tonto de las montañas del Norte. Su casa miraba al Sur, y frente a ella obstruyendo el paso, se alzaban dos grandes montañas, Taijang y Wangwn. El viejo tonto decidió llevar a sus hijos a remover con azadones las dos montañas. Otro anciano conocido como el viejo sabio los vio y riéndose les dijo: "¡Qué tontería, es absolutamente imposible que vosotros siendo tan pocos logréis removerlas!". El viejo tonto respondió: "Después de que yo muera, seguirán mis hijos, cuando ellos mueran quedaran mis nietos y luego sus hijos y los hijos de sus hijos y así indefinidamente. Aunque son muy altas estas montañas no crecen, y con cada pedazo que les sacamos se harán más pequeñas, ¿por qué no vamos a removerlas?".

Después de refutar la idea del viejo sabio siguió cavando sin cesar. Conmovido Dios con su tesón envió a la tierra dos ángeles que se llevaron a cuesta ambas montañas.

Pareciera ser que este viejo relato, encaja perfectamente en la mega obra del túnel de Agua Negra, por las oposiciones de otro intereses frente al impulso imparable del gobernador promoviendo su realización. El aviso de la licitación de la obra, es noticia vieja en Chile. Hace un mes que la obra ya casi es un hecho, cuando todos creían en la utopía soñadora del primer mandatario.

Para mayor abundar, entre La Serena y San Juan se ha logrado una suerte de confraternidad en este sentido. Es común ver en las camionetas gigantografias con ambas banderas de Chile y Argentina y dos manos entrelazadas con la frase "Se puede". El túnel antes de fin de año será empezado a taladrar y tal vez antes de las elecciones las primeras tuneleras estarán apostadas en la zona. Esta obra durará en su construcción aproximadamente 5 años, y tendrá una inversión de casi 800 millones de dólares.

Será para San Juan la obra más importante de su historia, llevándola tal vez a ocupar entre los primeros lugares de las provincias argentinas. Cada pedazo de piedra que saquemos, será una menos y las montañas no crecen, y para los sanjuaninos, vencedores de varias catástrofes naturales, sin duda éste será un paso mínimo para la grandeza de su gente.

Casi seguro que el primer "azadonazo" en las montañas lo realizará el actual gobernador, pero la obra es larga, y los que vengan deben dar seguridad a su continuidad, hasta que ese histórico estrechón de manos una vez unidos ambos sectores sea una realidad, que el igual que el Eurotúnel, lograra una suerte de hermandad y bonanza económica.

Es posible que no sean necesarios los ángeles para remover las rocas, sólo resta esperar.