Una vez más la violencia y el luto marcaron una jornada del fútbol argentino. Detrás de la muerte de un hincha se esconde una trama que muestra la desorganización que padece este deporte en nuestro país.

La historia reciente de Vélez y San Lorenzo está emparentada con hechos sangrientos. El 15 de marzo de 2008, un ómnibus con hinchas del equipo de Liniers fue atacado a balazos camino al estadio de San Lorenzo y uno de los proyectiles impactó de muerte a un joven de 21 años. Desde ese momento, se decidió que el encuentro entre ambos equipos se realice sin público visitante. Pero el domingo pasado se realizó lo contrario, subestimando una vez más, la violencia que se han instalado en la sociedad. Pareciera que las estadísticas no son tenidas en cuenta. O lo que es peor aún, nada se hace para que quienes asisten a un encuentro deportivo no sean víctimas mortales en un lugar que tendría que ser de fiesta y civilidad.

Para la ONG Salvemos al Fútbol, son 255 las muertes ligadas a este deporte. Desde el área de la seguridad, la ausencia de autoridad es notable. Porque si bien Juan Carlos Blanco ha sido nombrado al frente de la Unidad de Coordinación de Seguridad y Prevención de la Violencia en Espectáculos Futbolísticos (Ucpevef), a su designación le faltan trámites administrativos para hacerla efectiva. También las internas forman parte de este ámbito. Blanco, que es un hombre con experiencia en materia de seguridad deportiva, habitualmente está enfrentado con las decisiones de la AFA. Esta vez alentó la propuesta del regreso de los visitantes, jugándose su suerte en el cargo, y en contraposición a lo que solicitaba la secretaria de Prevención, Ileana Arduino y el deseo de la ministra de Seguridad, Nilda Garré, que no quería que se repitiera lo de 2008.

Lamentablemente, mientras los dirigentes sigan sosteniendo que la seguridad en el fútbol es un tema que compete al Estado, y ellos no admitan ninguna culpa, o mientras sigan apoyando a los barrabravas de sus clubes, la situación de agresión e impunidad seguirá su avance destructor. Desde hace mucho tiempo se hacen anuncios de medidas que parecen interesar poco, ya que nunca se aplican: entradas magnéticas o molinetes especiales, entre otras. Mientras la violencia pase a ser un clásico de los domingos, el terror seguirá sembrando caos y el juego dejará de ser una sana diversión.