La continuidad de la "Cuarentena Social Obligatoria'' hasta Semana Santa, es por muchos señalado como una excelente medida desde lo sanitario. Esto debido a que el gobierno nacional enfrenta hoy el dramático avance del coronavirus. Sin embargo, en poco tiempo, comenzaría otra crisis más grave aún, ya que las medidas adoptadas desde lo económico, no alcanzan ni son suficientes para la ya deteriorada economía argentina. Aquí es en donde el escenario nacional se complica. Si continuamos de "cuarentena total'', es inevitable el colapso económico nacional y si levantamos la cuarentena corremos, el alto riesgo que se disemine sin control el Covid-19, en gran parte de la población, en especial en los conurbanos de las grandes urbes como Córdoba, Rosario, Mendoza, pero muy especialmente el gran conurbano bonaerense, con poco más de 10 millones de habitantes, que arrastraría a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ya que allí trabajan muchos de los que viven en el conurbano.

Estamos viviendo del dinero que nos queda y no ingresa nada a las arcas del estado

El futuro cercano es muy difícil y fue por esta misma razón que todos los intendentes del conurbano junto al Gobernador de la provincia de Buenos Aires, del mismo signo político que Alberto Fernández y los intendentes, se reunieron presurosos. Los funcionarios entienden que la cuarentena social obligatoria no evitaría, por costumbres y diferencias de urbanismo, detener el avance de la pandemia. Pero lo mas significativo fue la gran preocupación y casi llegando al pánico, que en un hipotético escenario, si no se "hecha a andar la rueda'' productiva, estaríamos ante la posibilidad de un gran estallido social, en esas zonas populosas, ante la falta de solvencia económica.


Este es el gran desafío que tiene hoy el Presidente de la Nación, que, supo escuchar el asesoramiento de los sanitaristas que han podido hasta la fecha frenar y controlar la situación. Esto da tiempo a prepararse y abastecerse de insumos médicos. Pero sin un equipo económico que pueda sobre la marcha evitar un posible panorama de quiebre de la cadena productiva del país.


Para ser más didáctico y práctico, un estado se nutre del aporte impositivo de recursos genuinos. Eso lo genera el sector productivo de un país. En la Argentina ese recurso es mayoritariamente agrícola - ganadero, seguido por la industria, las pymes y el sector comercial en general (hoy totalmente detenido). Como argentinos sabemos que muchos de nuestros problemas de inestabilidad económica se deben esencialmente a la exagerada cantidad de asistencialismo social (excesos de planes sociales, "jubilaciones'' sin aportes o con aportes no completos, entre otros). Si a esto le agregamos el gran "elefante blanco'' que es una administración pública sobredimensionada y un exagerado costo de nuestra dirigencia gubernamental (Ejecutivo nacional y provinciales, Congreso Nacional y legislaturas provinciales; intendencias y concejos deliberantes; poder judicial con privilegios económicos); y a todo esto le agregamos una abultada deuda externa e interna, es evidente con este rápido análisis, nos damos cuenta que el colapso económico puede llegar.


El presidente Fernández salió a anunciar dádivas de dinero a todos los argentinos necesitados y diferentes sectores productivos. Por supuesto, aquellos que entienden de economía, claramente se dan cuenta que desde el banco central realizarán lo que vulgarmente se llama, "echar andar la maquinita'' (emisión monetaria sin respaldo). La gran pregunta es ¿Cuánto tiempo, en estas condiciones, puede el país resistir antes del colapso económico? Este el gran desafío que tiene por delante el gobierno. No solo el priorizar la vida de sus habitantes, sino también un sistema de equilibrio entre "la batalla'' contra el coronavirus y el evitar el colapso de la economía argentina.
 

Por Jorge Reinoso Rivera
Periodista