Posverdad es la distorsión deliberada de una realidad donde los hechos objetivos tienen menos influencia que apelar a las emociones o creencias personales, si se busca crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales. Entonces, frente a un tiempo de posverdad ¿cómo lograr consensos en el diagnóstico de lo que está pasando y cómo contribuir a un debate más racional para superar la profunda crisis de Argentina?
Joan Ferrés afirmaba que "recurrir a la información explícita no es la estrategia más adecuada para persuadir, influir o socializar”. Los nuevos conocimientos que aporta la neurociencia han comprobado que el relato moviliza al ser humano mucho más que el discurso, gracias, sobre todo, a la función de las neuronas espejo.
Estas neuronas espejo son quizás el descubrimiento más importante sobre el cerebro humano de los últimos años y resultan fundamentales para comprender los procesos de sintonía, empatía y los de aprendizaje por modelado o por imitación. Son las que nos hacen identificarnos (casi instintivamente y antes de razonar) con determinadas personas o "ideas” más que con otras. Permite a la vez entender la importancia de los relatos para comprender por qué todas las culturas, a través de la historia de la humanidad, han recurrido a él. Los especialistas en comunicación (y los políticos particularmente) saben además, que son más eficaces que el discurso.
Así nos encontramos en una cultura donde unos pocos tuits pueden tener más peso en mí que miles de libros llenos de investigaciones y evidencias de un suceso determinado.
Estas extraordinarias neuronas, a través de la escucha del relato, activan el sistema perceptivo: es decir, si el relato es audiovisual, cobran protagonismo la vista y el oído, pero si oímos o leemos relatos, también se estimulan los sistemas perceptivos visual, sonoro, entre otros. Aquello que estoy viviendo imaginativamente, se está reproduciendo en mi cerebro, a través de todo el sistema motor. Como resultado, reacciona también el sistema emotivo. Es decir, estoy sintiendo lo mismo que siente el personaje central de la historia y estoy proyectando sentimientos, miedos o rabia hacia otros personajes. Responde entonces el sistema límbico de manera muy potente y, a partir de todas estas activaciones, se estimula y activa el sistema cognitivo. El relato, no es exclusivamente ni de derecha ni de izquierda, transmite ideología, valor y puede reforzar o debilitar mis propios valores o ideas sobre el tema que se aborda. Así nos encontramos en una cultura donde unos pocos tuits pueden tener más peso en mí que miles de libros llenos de investigaciones y evidencias, o imágenes y testimonios irrefutables de un suceso determinado.
Hoy, que sabemos que una de las competencias básicas para enfrentar el futuro es el "pensamiento crítico”, en el mejor de los casos, nuestros estudiantes salen de la educación formal con bastante preparación en torno al procesamiento de la información y con poca o ninguna información respecto a cómo enfrentarse con un relato.
Por eso, en estas circunstancias me pregunto: ¿Qué podríamos hacer para reivindicar la búsqueda de la verdad como prioridad de la política?
Por Gustavo Carlos Mangisch
Director de Innovación y Calidad en Educación del Espacio Excelencia y de la Maestría en Nuevas Tecnologías (UCCuyo)
