Los picos de la serranía sanjuanina son un atractivo permanente para las actividades recreativas, que se acrecientan en vacaciones con la afluencia de turistas, aunque la mayoría -principalmente jóvenes- desconoce que ciertas caminatas en procura de alcanzar la cumbre de algún cerro, que parece fácil de escalar, pueden terminar en tragedias.
Tanto en el esparcimiento en contacto en el terreno natural, como en el deporte extremo y el turismo de aventura, las improvisaciones se pagan caras, por lo que es necesario difundir las advertencias de rigor y cumplir con una norma regulatoria de esas prácticas.
La crónica periodística se nutre constantemente de las imprudencias de los aficionados al montañismo, que deben ser rescatados mediante costosos operativos a cargo de diferentes organismos estatales. En general, ascienden sin los elementos mínimos de supervivencia -por ejemplo suficiente agua y ropa adecuada-, ni toman conocimientos elementales de la forma de acometer una cumbre y poder descender luego sin inconvenientes. Estas contingencias no se plantean para el novato en las montañas andinas sino en cerros cercanos como los de la quebrada de Zonda y el conocido "Tres Marías", de apariencia inofensiva, pero con sorpresas desagradables que obligan a una movilización de efectivos y equipos especiales a costa del Estado provincial.
La responsabilidad del visitante exige informarse en las instituciones correspondientes sobre las precauciones a tomar en zonas de riesgo y a las autoridades a mantener vigilancia en los accesos habituales, para evitar accidentes que pueden ser fatales, y fundamentalmente cumplir con la ley específica sancionada en 2001.