Desde hace un tiempo, cada año para esta época se renueva el problema de la falta de trabajadores para la cosecha de la vid y de otros productos estacionales motivada por diversos factores, entre ellos los planes sociales que proporciona el gobierno o el escaso precio que se acuerda para la gamela, lo que hace que haya crecido la indiferencia de los obreros por dedicarse a una tarea que anteriormente era muy redituable.

Actualmente, los obreros rurales de las distintas zonas de nuestra provincia, como también los golondrinas, que representan un importante aporte de mano de obra, prefieren quedarse con sus actividades habituales o en sus provincias de origen, antes que dedicarse a la vendimia, con la que en antaño aseguraban ingresos muy significativos y proporcionaban a los productores la posibilidad de sacar su producción hacia los mercados internos o externos, sin mayores problemas.

De acuerdo a un relevamiento, en las provincias de Cuyo, hasta hace una semana en San Juan y Mendoza se necesitaban 20 mil obreros de finca para levantar la cosecha de uva. Hasta ese momento solo se había cubierto el 60 % de los puestos y esta situación ya había comenzado a afectar a la producción, ya que como señalan los productores "si una fruta queda en la planta, perdemos todos".

Por otra parte, en La Rioja estaban haciendo falta 10 mil cosechadores, de los que se había conseguido la mitad, tanto de aceitunas como de uvas.

Este año, los niveles de faltantes de obreros es alarmante y según lo expresado por los propios productores y trabajadores, se debe a que la mayoría teme a perder la "Asignación Universal por Hijo", que les está otorgando el gobierno a través de la Anses, aunque desde este mismo organismos se haya insistido, desde diciembre último, que los trabajadores eventuales no pierden el subsidio.

Para contrarrestar este faltante de cosechadores, el jueves último se tomó la medida de aumentar el precio de la gamela casi 50 centavos más que hace un año, lo que representa un incremento cercano al 30 por ciento.

De todas maneras, en busca de solucionar definitivamente esta situación, ha llegado el momento en que los sectores interesados deben sentarse a analizar cuidadosamente el problema, ya que la cosecha de productos agrícolas es una de las actividades que más requiere de la mano del hombre al estar escasamente mecanizada. La ayuda que pueda otorgar el gobierno, en forma de subsidios, no debería interferir en la oferta laboral, por lo que se precisa en forma urgente establecer un régimen laboral especial que evite las trabas y asegure el nivel de remuneración acorde a la tarea que se realiza.