A poco días de haberse recordado el Día Nacional del Escultor, en homenaje al posible día de nacimiento de Lola Mora, resulta oportuno referirnos a la fascinante vida de esta escultora argentina reconocida a nivel mundial de quien, en nuestra provincia, precisamente en la Plaza General San Martín de Jáchal, tenemos una de sus valiosas obras: Se trata de la estatua de Francisco Narciso Laprida realizada en mármol de Carrara y colocada en el referido paseo público el 25 de junio de 1951, después de haber estado enclavada en el Parque de Mayo por más de 20 años.
Hemos dicho posible fecha de nacimiento porque si bien Lola Mora llegó oficialmente a este mundo el 22 de abril de 1867, una vecina de la localidad salteña de El Tala, departamento La Candelaria, casi en el límite con la provincia de Tucumán reveló oportunamente que, en realidad, su nacimiento fue el 17 de noviembre de 1866.
Fue el Congreso Nacional el que decidió darle más importancia al testimonio de la lugareña y declarar la segunda fecha como el Día del Escultor.
La historiadora Vanesa Téllez, al referirse a la admirable Lola Mora dijo que su vida refleja un complicado rompecabezas. Su gran talento artístico la llevó a Buenos Aires y más tarde a Roma. Era menuda y sensual. No pocos sucumbían al encanto de su piel cetrina y los ojos de sombra de esta argentina "peinada por el viento”, como la llamaba Rodin. El príncipe de Mónaco, un marqués y un esgrimista estuvieron a punto de convencerla de abandonar la soltería, pero ella prefería relaciones sin compromisos y trabajar en lo suyo.
Por otra parte, el periodista Luis Eduardo Meglioli, reveló tras una investigación que la vida sentimental de esta artista fue seguida con cierto interés por lo medios de entonces. Así, entre las historias en torno a su mundo privado, se le atribuyó un romance con el ex presidente Julio A. Roca. Pero lo cierto es que en 1909, a los 43 años contrajo matrimonio con Luis Hernández Otero, 20 años menor que ella. Abandonada 5 años después, se reconciliaría a poco de morir el 7 de junio de 1936, a los 69 años.
Lola Mora es considerada la primera escultora argentina y latinoamericana, a la que se la definió alguna vez como "discutida, atrevida y genial”.
Su obra artística en nuestro país incluye numerosas esculturas distribuidas en distintas provincias. Además de la estatua de Laprida, por lo que la conocemos en San Juan -restaurada junto a los trabajos de remodelación realizados hace poco en la plaza de Jáchal-, entre sus obras más importantes figura La Fuente de las Nereidas, en Capital Federal, en la Costanera Sur; el grupo escultórico que sería el segundo monumento a la Bandera Argentina, hoy parte del tercero y definitivo, erigido en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe; las estatuas de La Justicia, El Progreso, La Paz y La Libertad, emplazadas alrededor de la Casa de Gobierno de la provincia de Jujuy, El Trabajo, frente a la estación ferroviaria, y Los Leones, en la ciudad de Nieva y la estatua del doctor Facundo de Zuviría (Jardines de Lola Mora en el Parque San Martín de la ciudad de Salta).
Respecto de "La Fuente de las Nereidas”, también conocida como "La Fuente de Lola Mora”, única gran obra que nadie le encargó sino que realizó por iniciativa propia, la profesora Téllez comenta que Lola se instaló a poca distancia de la Casa Rosada cincel en mano, usando pantalones que le facilitaran el movimiento entre los andamios, lo que fue considerado como un agravio a la moral, por lo que hizo construir una cerca de madera que rodeara el improvisado taller. El 21 de mayo de 1903, tuvo lugar la ansiada inauguración. La prensa fue unánime al comentar la pobre recepción oficial, en contraste al entusiasmo de la población que, en gran número, ovacionó a la escultora.
