El nivel secundario de enseñanza formal es, desde hace varias décadas, el más objetado, al considerarse que tiene numerosas fallas a la hora de preparar a los adolescentes para continuar sus estudios en los niveles terciario o universitario, o para la inserción en la comunidad con buena formación moral y valores sólidos.
En los debates nacionales que se realizan periódicamente para tratar de determinar cuáles son las causas que llevan a que la escuela media no alcance la optimización requerida, los puntos señalados con más insistencia son los programas de estudio, la formación docente y la disciplina. Los expertos coinciden en que hay que trabajar en cada uno de ellos para alcanzar una reforma que se viene pregonando desde mediados de la última década, y que hasta el momento no se logra concretar haciendo que la escuela secundaria no esté alcanzando los niveles de excelencia que se requieren en la actualidad.
Respecto de la disciplina, uno de los puntos más delicados a la hora de intentar la búsqueda de una solución a este problema educativo, hay diversas propuestas para intentar persuadir al alumno sobre el comportamiento que debe tener en su condición de estudiante, hasta fortalecer la autoridad docente, tanto de los directivos como de los maestros y profesores, dándoles un lugar apropiado que ellos mismos deben conquistar en base a una formación sólida de contenidos y pautas morales, que lleven a inculcar en el educando una auténtica formación como persona.
Dentro de este esquema, hay algunas corrientes pedagógicas inclinadas hacia la necesidad de prever dentro de la currícula los espacios suficientes para que los docentes o tutores escolares puedan dialogar con los jóvenes, sobre diversos temas de actualidad, bajo la consigna de motivar la libre expresión de los alumnos, reflexionar sobre los modos de comportamiento y obtener una enseñanza, que al surgir de una actitud espontánea, es mejor asimilada y queda en forma permanente.
Por día, una hora de conversación libre sobre diversos temas de actualidad, en los que alumnos y docentes se puedan situar y ensayar la forma de comportarse de una manera socialmente correcta, puede llegar a tener efectos positivos en la formación de los estudiantes, en una etapa de sus vidas en que resulta fundamental esta enseñanza.
En tanto se considera ese espacio exclusivo para la "charla escolar", los docentes pueden ir creando el ámbito apropiado, generando el espacio necesario al intensificar el diálogo que debe existir más allá de la pura enseñanza de contenidos.
