Es un hecho de que las personas que utilizan el servicio de ómnibus en nuestra provincia aumentaron considerablemente en los últimos años, por una serie de circunstancias que van desde el aumento de los costos para mantener un vehículo particular, hasta las dificultades que ofrece el tránsito, especialmente, en el centro de la ciudad Capital de San Juan, con el consiguiente desaliento de muchos a movilizarse por cuenta propia. Este aumento de pasajeros se ha visto traducido en una mayor cantidad de líneas, que cada vez cubren más zonas en los distintos departamentos, con una mayor cantidad de unidades en circulación, aunque ésto no siempre conforma a todos ya que ocasionalmente surgen reclamos referidos a la escasa frecuencia y falta de ampliación de recorridos.


Donde con mayor claridad se puede observar este fenómeno es en aquellas arterias o puntos neurálgicos que concentran el paso de la mayoría de las líneas, sin tener en cuenta que el punto obligado de paso de todas las unidades es la calle Estados Unidos, donde se encuentra la terminal de ómnibus provincial, otro de los tramos con mayor paso de colectivos es el de la calle Santa Fe, entre EEUU y Avenida Rawson, frente al Hospital de Niños.


De la misma forma hay una serie de arterias céntricas que concentran numerosas líneas y paradas de ómnibus, las que se observan colmadas durante buena parte del día. Entre ellas se distinguen las de Avenida Libertador General San Martín; Avenida Rioja y calles Santa Fe, Mitre y Mendoza. En menor medida hay otras calles o avenidas que son utilizadas por distintas líneas, según el destino que tengan asignadas las unidades.


Si bien el sistema SUBE (Sistema Único de Boleto Electrónico) ha contribuido para que el ascenso de pasajeros sea un poco más ágil, en ocasiones, la gran cantidad de personas que espera un colectivo provoca que las unidades se demoren en salir de la parada, ocasionando un auténtico caos en el tránsito, con colas de ómnibus de más de seis o siete unidades esperando su turno para parar. Algunas obras de reparación que se están realizando en arterias del radio céntrico, también contribuyen con este caótico panorama. Este problema se agrava con un fenómeno que desde hace tiempo se viene planteando, como es el de la necesidad de reordenar el tránsito de los ómnibus y la ubicación de las paradas.


Respecto del reordenamiento del tránsito hemos sugerido en varias ocasiones la necesidad de sacar del radio céntrico o microcentro de la ciudad los colectivos que circulan, por ejemplo, por calle Mitre; calle Mendoza o los que lo hacen por calle General Acha hasta Mitre, para luego doblar por esta última hacia el Este. También los que lo hacen por calle Santa Fe, podrían ser desplazados un poco más hacia las afuera del microcentro, utilizando con exclusividad las cuatro avenidas circundantes como la Libertador; La Rioja; Córdoba y Las Heras. Además en cada una de esas avenidas se podrían realizar algunas modificaciones similares a las realizadas en Buenos Aires para la configuración del denominado "Metrobus".


Con relación a las paradas, habría que hacer un reordenamiento inmediato que contemple su traslado a esquinas en las que no haya que doblar hacia la derecha. Se trata de un viejo problema, tanto para los colectiveros como para los demás conductores que las paradas estén previo a una esquina en la que se puede doblar hacia la derecha, es decir cruzándose delante de un colectivo, muchas veces justo cuando el ómnibus intenta retomar su normal circulación. Son numerosos los ejemplos de esto ya que la mayoría de las paradas se encuentran en esta situación. Por calle Santa Fe tenemos, por ejemplo, la parada antes de Avenida Rioja; antes de General Acha; antes de Entre Ríos, etc. Por calle Mitre, la parada antes de Sarmiento; antes de Mendoza y antes de Avenida Rioja.


Hay otros problemas vinculados con el confort de viajar que también sería conveniente analizar para mejorar las condiciones en la que viajan los sanjuaninos. El sistema de suspensión de las unidades, sumado al mal estado de las calles provoca que mucha gente sufra problemas vinculados a los bruscos movimientos. Por otra parte, en algunas líneas de media distancia, en la que los pasajeros necesariamente deben viajar sentados, no se pierde la costumbre de permitir que las unidades se vean saturadas de pasajeros, obligando a mucha gente a hacer viajes de 30 a 50 kilómetros parados en el pasillo.

La reparación de calles obliga a los pasajeros a tener que adivinar el lugar donde para el colectivo.