A mediados de año se realizó en General Roca, provincia de Río Negro, ‘La feria Patagónica de libro”. Allí, se plantearon diversas propuestas de escritores, con mucha gente merodeando el lugar para familiarizarse más íntegramente con los escritores, poetas, recitales, libreros, editoriales, y la rica vivencia espiritual que cobija la lectura.
Es que el libro propone unirnos como seres humanos íntegros, como personas. Gustavo Marin, entre otros destacados autores, presentó la segunda edición de su libro: ‘Camino hacia el Sí Mismo”, editado por la Universidad Nacional del Comahue. Allí, planteó que para llegar a encontramos con nosotros mismos, primero necesitamos reconocernos. En sus ricas páginas plantea que hay 4 aspectos a ver desde este libro: El primero, es el pensar, con nuestro aspecto cognitivo; el segundo es el emocional, que muchas veces no estuvo atendida adecuadamente desde chicos; el tercer aspecto es existencial, como el amor, libertad, vida, muerte y sexualidad. Y, el cuarto y último, plantea una cuestión muchas veces resistida por los académicos, que es la espiritualidad, algo esencial, como la frutilla del postre, para poder sentirnos más plenamente. Todos estos aspectos conforman un camino para llegar a nuestra esencia que es ‘el sí mismo”. Por lo tanto, para redondear, el guante del liderazgo espiritual, está siendo recogido actualmente por varios intelectuales, y por el Papa Francisco.
‘La espiritualidad tiene que ver con valores que se han ido perdiendo, que consisten en no hacer algo porque te lo digan, sino hacerlo como algo que surge de adentro, como la responsabilidad, solidaridad y el bien común. Todo ello consistiría en poder vivenciar la espiritualidad desde la presencia”, dijo Marin. Es que la espiritualidad no tiene que ver con la religión. Debemos integrarnos como personas y relacionarnos sanamente con los demás, desde seres humanos integrados, y no disociados que se vuelcan al poder logrando una falsa identidad. Si yo me siento bien, puedo ayudar a otro, dejando la práctica política actual, que muchas veces prioriza los intereses personales a los intereses sociales. Agregó Marin: ‘Hace más de 15 años que empecé a escribirlo. Lo edité para ordenar mis ideas y luego ayudar a otras personas. Me siento muy gratificado por haberlo publicado y que en los ámbitos académicos se pueda valorar la espiritualidad”.
¿En qué vemos la falta de espiritualidad? Creo que a la falta de espiritualidad la vemos en 4 aspectos: En el individualismo, maldad, injusticia y en la división. La primera, el individualismo, aparece como la fuente de todo mal, corrupción, delito y muerte. Es cierto que la interioridad no necesariamente tiene que ver con lo religioso como dijo Marin. Y, a ello apunta el liderazgo subversivo de Francisco cuando nos quiere hacer ver más allá de las ideologías. Su mensaje busca recordar que la Religión no es la que demostró en su historia poder, sino la que debería demostrar en el presente, servicio y humildad. Con la segunda, la maldad, potencia al gusto por lo superficial, lejos de lo profundo. Al respecto, dijo Francisco en un mensaje profundo: ‘Pero quién es el que siembra la tristeza, la desconfianza, los malos deseos y la envidia? ¿Cuál es su nombre? El Diablo. La tercera, la injusticia, alimenta todo resentimiento, impotencia, bronca y revanchismos. Es muy difícil construir futuro cierto si aquel que delinque es premiado. Si aquel que roba es ascendido. Si el que miente progresa y el que toma cualquier camino en contramano es exitoso.
Y, con la cuarta y última, a la división, solo la contrarrestaremos con esfuerzos de unidad. En el día de la raza recordamos las diversidades culturales, en donde todos tenemos más cuestiones que nos unen, a las que nos desunen. La interioridad fomenta la unión familiar y social. En este sentido el mensaje del Papa fue contundente frente al error del Comunismo de Cuba: ‘La fusión de la unidad con la uniformidad superficial”. La unidad en la mente rebelde del Papa no es solo mensajería política, sino algo más profundo: ‘Muchas veces la unidad es confundida de uniformidad con palabras, acciones, sentimientos que son todos iguales”. La alegría proviene de la unión espiritual, la infelicidad del odio divisionista del mal.
En la lectura cultivamos interioridad. Permite encontrarnos a nosotros mismos para ser simientes de unión y no de división. El tapar las cosas y conformar con palabras rebuscadas ya no resulta. En palabras de Gandhi: ‘Cuando nos encontramos a nosotros mismos, otros te encuentran a ti”.
