En el siglo XIX un sanjuanino tuvo especial preocupación por el progreso, y en sus escritos literarios, el colono tenía un lugar significativo, que respondía a su visión particular. Domingo F. Sarmiento consideró de vital importancia el arribo de flujos inmigratorios. Sarmiento en su obra "Facundo” expresaba que "el mal que aqueja al país es la gran extensión”, y para sus planes de progreso hacía falta la inserción de inmigrantes europeos deseosos de aprovechar las oportunidades de un país en crecimiento. Durante su gestión de Gobierno en la provincia propició el arribo de inmigrantes de origen europeo, al tiempo que la Cámara de Representantes sancionó, el 28 de noviembre de 1862, la ley de Colonias Agrícolas, que autorizaba al Poder Ejecutivo a expropiar terrenos baldíos en puntos estratégicos, para establecer colonias agrícolas con población extranjera, en lotes no menores de 20 cuadras, pero que no pasó de ser más que una ley sin aplicación.
Con posterioridad, por medio del Preámbulo de la Constitución de 1853 se propiciaba el arribo de los mismos: "A todos los hombres que quieran habitar el suelo argentino”. Además la Constitución declara que "el gobierno federal fomentará la inmigración europea, y no podrá restringir, limitar, ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir las ciencias y las artes”.
En 1875 se creó la Comisión General de Inmigración y el 19 de octubre de 1876 se dictó la Ley llamada de Inmigración y Colonización. Luego por Ley de 15 de enero de 1924, la Dirección General de tierras, dispuso que aquellos que quisieran dedicarse a la agricultura "se le podrá otorgar para su explotación un lote de 25.000 hectáreas que se podrá ampliar a 50 hectáreas por familia. Las tierras se podían pagar al contado o en mensualidades”.
Entre 1870 y 1930 se produjo un fuerte período de inmigrantes en masa. La inmigración italiana fue la mayor en la historia del país, ya que en este período desembarcaron en tierras argentinas más de 4 millones de italianos. Hoy hay más de 16 millones de descendientes, y cerca de 50.000 personas con doble ciudadanía que cuentan con pasaporte de la Comunidad Europea. La mayoría de italianos eran piamonteses, genoveses, venecianos, calabreses, sicilianos y napolitanos.
La inmigración, en la década del "80 se caracterizó por el arribo de la mayor cantidad de familias, como lo demuestran los siguientes datos: "De 1871 a 1880 ingresaron al país 260.000 inmigrantes; de 1881 a 1890, 841.000; de 1890 a 1900 entraron 648.000 y, de 1901 a 1910, ingresó al país la cifra récord de 1.700.000 inmigrantes”.
En 1924 la entrada fue de 159.939 extranjeros, registro 73.119 italianos; los españoles con 45.690 y 41.129 de otras nacionalidades. En el 1927, también se registró un ingreso de 161.548 inmigrantes, compuesto por 69.360 italianos; 34.627, españoles y 57.561 de otras nacionalidades". Y entre 1940 y 1960 como consecuencia de los conflictos bélicos dominantes en Europa, el país recibió la última corriente migratoria.
Ahora bien si tenemos en cuenta los apellidos españoles en Argentina, los más conocidos, según el último censo figuran: González, con 568.240; Rodríguez, con 483.200; Gómez cuenta con 426.200; Fernández, con 411.462; López, 393.704; Díaz, 346.271; Martínez, 336.094; Pérez, 294.527; García, 290.821; Sánchez, 271.351, le siguen Romero, Sosa, Álvarez, Torres, Ruíz, Ramírez, Flores, Acosta, Benítez, y Medina.
En Cuyo, los apellidos españoles cambian un poco el orden: González es el apellido más común. Luego encontramos: Rodríguez. Fernández, Díaz, Pérez, Gómez. En San Juan: González también es el apellido más común, seguido de Rodríguez, Sánchez, Fernández, Díaz, Gómez, López, García, Martín, Flores, entre los más difundidos. Si bien en los grandes aluviones de extranjeros en el país se destacó el índice de italianos, en San Juan hay un predominio de inmigrantes de la Península Ibérica especialmente procedentes de Andalucía y Valencia, acompañados por familias tanto del norte y como del sur de Italia.
La inmigración italiana fue importante en el país. Entre los apellidos italianos de mayor frecuencia en San Juan figuran: Meglioli, Russo, Pontonero, Daroni, Graffigna, Nacussi, Rossi, Ferrari, Manini, Colombo, Zuliani, entre otros.
En este andar especialmente en el siglo XIX y XX se sumaron a los españoles e italianos, inmigrantes procedentes de otras latitudes como alemanes, ingleses, franceses. También de países limítrofes del vecino país de Chile, Bolivia, Perú, sin olvidar la comunidad Sirio Libanesa.
Ahora bien lo significativo del arribo de inmigrantes es que produjo un incremento poblacional. Pero además los inmigrantes trajeron sus costumbres, idioma, religión, festividades, platos típicos, cultura, que poco a poco se fueron incorporando a nuestras tradiciones.
De esta manera los sanjuaninos heredamos, desde la conformación de nuestras familias, una identidad propia.
(*) Filología Hispánica.