El "Día de los Santos'', al igual que el "Día de los Difuntos'' los creyentes asisten a los cementarios impulsados por una antigua costumbre.

La Iglesia Católica ha instituido en su calendario litúrgico (1 de noviembre) el denominado "Día de los Santos''. Para los entendidos en antropología religiosa el término "santo'', en la cultura popular Latinoamericana, tiene dos significados. Por una parte se hace referencia a ellos cuando son considerados como intermediarios, es decir aquellas personas sagradas que actúan como nexo ante Dios. Por otra parte el término es utilizado en relación a las imágenes, esto son las representaciones de seres sagrados a los que se venera. Se incluye a los santos que componen todo el almanaque católico, incluso a los que han sido canonizados por el pueblo sin intervención de la Iglesia, como así también a las diferentes advocaciones de Cristo y a las Marianas.


Si repasamos la historia sagrada descubrimos que la piedad hacia los santos considerados como intermediarios aparece tempranamente. Se originó a partir de las recordaciones que hacía la comunidad a sus integrantes, especialmente a los que murieron en las persecuciones. Según los historiadores en la comunidad de Esmirna durante el Siglo II, en el sepulcro de San Policarpio, se recordaba formalmente su suplicio realizando "una reunión eucarística''. Luego durante el Siglo V el culto se extendió no sólo a los mártires, además se veneró a los llamados "confesores''. Esta práctica se realizaba en la mayoría de los templos cristianos de aquel entonces.


En contraste los santos-imágenes aparecen más retrasadamente a raíz de algunas proscripciones del Antiguo Testamento, pero gradualmente los íconos son aceptados, hasta que finalmente en el año 787 "el culto a las imágenes es aprobado por el Concilio Ecuménico de Nicea.'' En Latinoamérica el culto a los santos se enraizó profundamente. Surgieron santos característicos de nuestra tierra, con los que se sintieron identificados los grupos criollos. Tal es el caso de Santa Rosa de Lima o "el moreno Martín de Porres y el indio Nicolás de Ayllón''. En nuestro país también se reprodujo este fenómeno, por ejemplo la gente tiene una especial devoción por San Francisco Solano en la zona del noroeste, o en la provincia de La Rioja el culto a San Nicolás se combinó con la veneración al "Niño Alcalde''. Por último cabe decir que en el San Juan hispánico, el "Día de los Santos'', junto al "Día de los Difuntos'', el 2 de noviembre se recordaban con respetuosa piedad religiosa y hasta era días no laborables para que los creyentes asistieran a los diferentes rituales religiosos o a los cementerios, que se colmaban de deudos.

Por el Prof. Edmundo Jorge Delgado 
Magister en Historia
(Bibliografía: Marzal, Manuel, Tierra Encantada. Pontificia Universidad Católica del Perú, Madrid, Trotta, 2002.)